Valeria se acurrucó en el abrazo de Damián mientras la llevaba al hospital, manteniendo el rostro enterrado en su pecho, como si fuera una ladrona con mala conciencia que temía ser reconocida.Damián bajó la mirada para verla, notó sus mejillas ligeramente hinchadas y enrojecidas, y resopló fríamente:—¿Qué pasa, te da vergüenza que te cargue?Valeria apretó los labios:—No es eso exactamente.—Solo me preocupa causarte problemas. Después de todo, si alguien nos fotografía, mañana saldríamos en los titulares.—Así como estoy, al menos podrías explicar que soy tu hermana o algo así.Qué considerada era. Solo que Damián no parecía apreciar el gesto.Apenas terminó de hablar, vio que la mandíbula de Damián se tensó, como si estuviera apretando los dientes posteriores:—Hablas tanto, parece que no te lastimaste lo suficiente.El tono de Damián era burlón, pero sonaba enojado.Valeria cerró la boca, decidiendo no discutir más con este señorón.Unos minutos después, Damián la puso frente al
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