Si Zoraida ya está enamorada de otro hombre, ¿cómo lo miraría con los mismos ojos? ¿Qué mujer decente puede enamorarse de tantos a la vez?Elías sonrió con esa actitud despreocupada que lo caracterizaba.—Además, Sebastián, no somos como tú. Tú estás bien clavado con Inés, por eso quieres saber si ella también siente lo mismo. Pero yo no estoy enamorado de Zoraida, así que, ¿qué me importa si me quiere o no?Al fin y al cabo, aunque Zoraida no lo quisiera, seguía atada a él, seguía siendo su esposa.Sebastián torció apenas los labios, observando con calma ese aire indiferente en el rostro de Elías.—Lo que dices es cierto. Tú y Zoraida no son como Inés y yo.—Yo amo a Inés. Y por eso, cuando la veo sufrir, aunque yo mismo esté pasando un infierno, me duele, y trato de ayudarla en todo lo que pueda, aun sabiendo que Emiliano la traicionó, aunque los celos me consuman, lo único que quiero es destruir esa unión para que ella pueda ser feliz.—Tú eres distinto. No amas a Zoraida. Por eso p
Read more