—Lo entiendo.Sebastián observaba a Inés, que no había dejado de preocuparse por él ni un segundo. El hielo en su mirada hacia Emiliano se disipó, y sus ojos oscuros se suavizaron.—No voy a pelear con Emiliano. Pero, Inés, mi respuesta quedó interrumpida hace un momento. ¿Quieres que te diga ahora lo que siento en realidad?Inés se quedó muda, desviando los ojos de inmediato.—P-pero… su papá llamó hace un momento. Tenemos que volver a la casa de los Altamirano, ¿no?—Sí, pero eso puede esperar —murmuró Sebastián, decidido a abrirle su corazón.No alcanzó a terminar. Esta vez, Inés se le escapó de los brazos a toda prisa, casi trastabillando para apartarse.—¿Cómo que puede esperar? Don Federico y Mirna ya están sentados en la casa. —Inés bajó la cabeza, fingiendo estar ocupada con cualquier cosa, mientras sus ojos, brillaban nerviosos.La interrupción de Emiliano había sido demasiado brusca. Antes se había atrevido a confesar, a decir y escuchar todo lo que Sebastián quisiera, pero a
Read more