Sí, Elías le había contado todo a Zoraida durante este tiempo, incluido su primer beso, su primer abrazo y su primera vez. Ahora, sin embargo, era Zoraida quien lo estaba engañando a él, tratándolo como si fuera un tonto.Al pensarlo, Zoraida dejó de sentirse tan enojada. Así que, al acomodarse la ropa, tosió ligeramente y se volteó hacia él.—Basta. ¿De qué sirve que le hayas dicho todo eso a Sebastián? Esa es la típica forma de pensar de los hombres, siempre tan directos, tan seguros de sí mismos, creyendo que nosotras, las mujeres, somos frágiles, que no podemos soportarlo, que no podemos con eso. Nunca nos ven como iguales, como una pareja real —dijo, dejando escapar una risa sarcástica.Elías frunció el ceño, molesto, pero intentó defenderse.—No es así.Zoraida lo interrumpió, levantando una mano en señal de cansancio.—Ya, ya. Ahora no quiero escuchar más de eso. Me has tenido aquí todo este tiempo. ¡Llévame de regreso ya! Si Inés y Sebastián realmente terminan peleando y se hac
Read more