Sebastián siempre había sido un hombre seguro de sí mismo, nunca dudaba, nunca temblaba, nunca flaqueaba. Pero con Inés, era otra persona. Con ella, aparecía un miedo que jamás había experimentado: incertidumbre, ansiedad, una inquietud que podía devorarlo vivo.Incluso antes de que algo sucediera realmente, con solo imaginarlo ya le bastaba para querer —antes de matar a Don Federico— matar primero a Emiliano.Inés, al escucharlo, se quedó sin palabras. Se limpió el lugar donde él la había besado sin permiso y le lanzó una mirada fulminante. Ella creía que ya habían terminado de hablar de todo. Pero, por lo visto, lo que más le importaba a Sebastián no era Don Federico, sino Emiliano.Y claro, después de ver todo el video, Inés sabía perfectamente que, además del verdadero rostro de Don Federico, también estaba el hecho de que Emiliano y Mariana habían terminado, y que las sospechas previas sobre la “traición” de Emiliano ahora quedaban confirmadas.Pero jamás, jamás, se le había ocurr
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