Rafael frunció el ceño con fuerza y dijo con voz ronca: —Pero la única que amo eres tú.Al escuchar estas palabras, Gabriela se echó a reír. Su risa sonó cada vez más fuerte, llenando toda la habitación. Rafael mostró preocupación y la miraba sin saber qué hacer.Después de un momento, Gabriela se limpió los ojos, sonrió con sarcasmo y le dijo con desprecio:—¿En serio me amas, o simplemente no aguantas que alguien más me tenga?Siete años casados y siempre la dejaba por Celeste, ¿y ahora venía con que la amaba?Gabriela sonrió con desprecio, se dio vuelta y se fue. Rafael extendió la mano pero ya era tarde. Vio cómo se alejaba y no pudo hacer nada más que quedarse ahí parado.Por otro lado, ya era de mañana y entraba luz por la ventana. Cuando Gabriela volvió al cuarto, vio que Clara estaba despierta, mirando hacia afuera con los ojos perdidos, como si no estuviera ahí. Gabriela se le acercó con cuidado, tratando de no hacer ruido.—¿Clara?Al escuchar su nombre, Clara volteó y fo
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