Gabriela bajó la mirada. Llevaba siete años casada con él, y esta era la primera vez que Rafael recordaba su cumpleaños.—No es necesario.Gabriela lo miró y, al ver sus ojos limpios de sospecha, se tranquilizó de inmediato: —¿No tienes que ver un proyecto ese día? El trabajo es más importante.Al principio, cuando se casó con Rafael, solía hacerle pequeños berrinches, mimándolo y quejándose por los cumpleaños olvidados. Después, él se volvió cada vez más frío e indiferente. Gabriela fue perdiendo poco a poco toda ilusión, hasta quedar completamente desencantada.Por eso ahora, cuando Rafael mencionó el cumpleaños, solo sintió sorpresa, nada más.Rafael fijó la mirada en ella, sintiendo que algo no estaba bien. Era raro que fuera tan comprensiva.Antes habría dicho que no importaba, pero se le habría notado la ilusión en los ojos.Rafael recordó lo mal que la había tratado todos estos años, las palabras de su amigo y su abuelo, y la miró con más ternura.—No te preocupes —dijo con voz
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