—¡Ya basta de tonterías! —Carlos los regañó—. ¡Paloma es mi esposa, sin importar cómo sea, ustedes no deberían despreciarla!Especialmente después de la habilidad de vuelo que Paloma había demostrado frente a él hace un momento, sentía como si le ardiera la cara.—¿Qué te pasa? ¿Acaso no eres tú quien más desprecia a Paloma? —dijo Mateo molesto—. ¿No fuiste tú quien dijo que Paloma no tenía ninguna habilidad, que si no fuera porque Marina te dejó en su momento y estabas desanimado, nunca te habrías casado con ella?Carlos se quedó en ese momento sin palabras. Sí, esas eran palabras hirientes que había dicho cuando estaba borracho, quejándose con sus amigos.Pero, ¿en realidad Paloma no tenía ninguna habilidad?Al menos, los proyectos que Paloma había manejado en la empresa nunca le habían dado dolores de cabeza, y Paloma podía domesticar caballos salvajes descontrolados, incluso podía pilotear con destreza aviones haciendo maniobras de alta dificultad en el aire. Todas estas cosas hici
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