All Chapters of Tras 1099 días en la oscuridad: Chapter 21 - Chapter 30

Margarita temblaba ante esa aura intimidante de Carlos, sin atreverse siquiera a mirarlo a los ojos.—No… Y, cuando la llamé, el número ya no existe —le respondió con temor.¿Su número ya no existía?La noticia tensó aún más los nervios de Carlos. Con una presencia opresiva, corrió hacia el segundo piso a toda velocidad.Abrió con violencia la puerta de la habitación, pero no vio la familiar silueta de Nadia. El vacío y el silencio que se apoderaron del espacio le resultaron sofocantes.Se acercó al armario y abrió con las manos temblorosas las puertas. Cuando vio todos los vestidos bonitos que él le había comprado, se relajó enormemente, pensando que Nadia solo estaba haciendo berrinches para que él se disculpara con ella. Aliviado, se dio la vuelta para irse.En ese momento, notó de forma inusual un problema: en el armario solo quedaban los vestidos que él le había comprado, pero no había visto ninguna de sus propias prendas…Corrió hacia el tocador. El marco con su foto de boda habí

En sus momentos de distracción, los puñetazos de Beltrán caían uno tras otro sobre Carlos. Cada uno de estos golpes estaba cargado de un odio acumulado. Dominado por la rabia, Beltrán se desahogó de todo entre golpes y gritos: —Carlos, ¡Nadia es una persona tan buena! ¿Cómo pudiste tratarla así? ¡Eres tan cruel! ¡Eres un miserable, un verdadero monstruo! Ella te amó con toda su alma. Para poder tener un hijo contigo, ¿sabes cuánto sufrió? Perla le desarrolló una terapia especial. Cada dos días, ¡tenía que recibir una inyección realizada con agujas de ocho centímetros! Y aun sabiendo que las esperanzas eran mínimas, aguantó todo ese sufrimiento por ti.Tras una breve pausa y varios golpes, continuó:—Por un milagro por fin logró embarazarse. ¡Pero fuiste tú... tú y Sía quienes mataron de forma despiadada al bebé! Carlos Pérez, nunca mereciste su amor y su sinceridad. ¡Mereces solo la muerte!Después de descargarse, Beltrán lo soltó de un empujón con odio, como si fuera simplemente basu

Bajo el cielo lleno de estrellas, el hombre se paró en el piso más alto del rascacielos, contemplando el paisaje nocturno de Puerto Coral. Sus dedos acariciaban de forma inconsciente la cinta roja atada a su muñeca, y por unos segundos, incluso su perfil sombrío y distante se suavizó un poco.Su subordinado mantenía una prudente distancia de unos dos metros, mientras le informaba con sumo respeto:—Jefe, la cirugía de la señorita Soto fue un éxito. Como ordenó, le entregué a la familia de la donante una generosa compensación. Además, ya tenemos infiltrados cerca de Carlos Pérez. Jamás encontrará a la señorita Soto.Mientras escuchaba atento, el hombre ocultó la cinta bajo su manga y luego se dio la vuelta.—Mañana me iré de Puerto Coral —ordenó.Su subordinado parecía estar confundido.—¿No vamos a confirmar la identidad del objetivo?El hombre le dirigió una mirada de advertencia con una presencia dominante.—¿Sabes cómo responderle al viejo señor? —le preguntó con voz distante.El su

—Mamá, ¿la Galería Pájaro colaborará conmigo? ¿Qué pasa si me rechazan? Ya no puedo soportar otro fracaso…Habían pasado seis meses enteros, pero el escándalo de Sía siendo la amante que había destruido un matrimonio aún seguía siendo un tema popular en las redes. Cada vez que la discusión iba a calmarse, alguien reavivaba de nuevo el fuego, arruinando de esa manera su reputación en la industria.Como ya era imposible que desarrollara su carrera en el país, Sía siguió el sabio consejo de Rosa y decidió empezar de cero en el extranjero.—Aquí lo que en verdad importa es el talento. Además, según mi investigación, la Galería Pájaro es la más famosa en el círculo y solo trabaja con los artistas prestigiosos. Si exponen tus obras, los rumores en Puerto Coral morirán por su cuenta. Hija, de todos modos, tienes que convencer al dueño de la galería hoy —Rosa la consoló con cariño.Sía aceptó y, al observar las pinturas colgadas en la pared, mostró una sonrisa de superioridad. —Si aceptan inc

Nadia le extendió cariñosa la mano.—Sí, tiene una cara bastante dura. Mira, hasta se me enrojeció la palma.Frank la examinó con esmero. No parecía fingir seriedad.—Dios mío… Si el maestro se entera de eso, ¡me matará! Tus manos son nuestros tesoros.Sía se sorprendió al oírlo. Su expresión cambió de estado shock a pura envidia. Frank la trataba como a su propia hermanita de sangre… Entonces, ¿ella era la última alumna que Marcial había aceptado hacía tres meses? ¡Sí, era ella! ¡Fue ella quien le había arrebatado la valiosa oportunidad! ¿Quién diablos era esa maldita mosquita muerta?Por desgracia, nadie lo sabía. En el círculo de arte, todos solo sabían que Marcial había encontrado a una alumna muy talentosa y le había mostrado una especial preferencia. Sin embargo, la identidad de esa joven era todavía un misterio. Ella nunca había asistido a ningún evento público y nadie pudo conseguir su información personal.Sía mostró una expresión despectiva.—Resulta que fuiste tú quien le pi