—Entiendo, gracias.Vicente suspiró, hablando con mesura.—Sofía, si el Sr. Rivera insiste en arrebatarle casos de esta manera, poco podemos hacer para impedirlo. ¿Ha considerado hablar con él?Después de todo, habían sido pareja. Quizás si ella lo abordaba, habría espacio para negociar.Sofía se puso de pie.—Lo consideraré. Si no hay nada más, me retiro.—De acuerdo.De vuelta en su puesto, Sofía contempló la pantalla un momento antes de decidirse. Tomó su bolso y se dirigió a la salida.Al verla, Gabriel se apresuró a seguirla.—Sofía, ¿adónde vas?—Voy a ver a alguien. No es necesario que me acompañes; sigue revisando los expedientes.Notando su turbación, él insistió con gravedad.—Te acompaño.—No. Iré sola.Él calló, pero no se movió. Presionó el botón descendente del ascensor.Al llegar, entró con ella.Gabriel la observaba con preocupación.Pronto llegaron al estacionamiento. Sofía salió al abrirse las puertas, Gabriel siguiéndola de cerca.Al llegar al auto, ella sacó las lla
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