Sofía se sobresaltó ante la aparición repentina de Alejandro e instintivamente retrocedió, resbalando y casi cayendo.De pronto, una mano firme se posó en su espalda baja, seguida por la voz serena de Ignacio. —¿Estás bien?Ella dijo con una mirada agradecida. —Estoy bien, gracias.—No hay de qué —respondió él, retirando la mano con naturalidad.Alejandro, al ver la interacción entre ellos, sintió que la rabia le ardía en el pecho como llamas voraces.Alargó la mano para apartar a Sofía, pero antes de tocarla, Ignacio lo detuvo. —Sr. Rivera, no la toque.Al ser rechazado, la furia de Alejandro creció. Ni siquiera miró a Ignacio, clavando sus ojos llenos de ira en Sofía.Primero fue Eduardo, y ahora este tipo. ¿Pronto tendría a otro? ¡Realmente se esforzaba por enfurecerlo!—¡Ven acá! —Alejandro ordenó con tono helado.Sin embargo, a Sofía ya le era indiferente.Habían roto. Su felicidad o su ira ya no le concernían.Frunció el ceño. —Alejandro, estás obstruyendo el paso. Por favor, apa
Read more