—¡No! —Estrella lo agarró del brazo con fuerza. Su voz aún sonaba ronca, cargada del cansancio de quien acaba de escapar por muy poco de la muerte—. Estoy bien, solo llévame lejos de este yate.Lo único que deseaba era huir de inmediato de ese lugar que la asfixiaba.Vincent la miró, al verla con el rostro pálido y fingiendo calma, sintió que se le partía el corazón. Conteniendo la furia que ardía en su pecho, se quitó la chaqueta del traje y, con movimientos tiernos, la colocó sobre sus hombros, cubriendo las marcas rojas que afloraban en su frágil piel.Luego, tomó su mano.—De acuerdo, nos vamos.La noche ya era profunda, pero sobre el mar, los fuegos artificiales seguían pintando el cielo nocturno con sus brillantes colores. Estrella y Vincent, ya a bordo del yate, iniciaban su viaje de regreso.Ella alzó la mirada con valentía hacia la belleza en el cielo, pero sus ojos se inundaron de lágrimas.Su corazón sangraba y jadeaba con dolor.Ese año, ella solo tenía diez años. La encerr
Read more