All Chapters of Casi muero por él… y él celebraba con su amante: Chapter 21 - Chapter 30

"De todos modos, Beatriz y ese desgraciado de Simón ya están planeando divorciarse.Si por esas vueltas del destino termino con Ramón, y ella llega a ser mi cuñada... ¿No seríamos más unidas?", pensó Raquel.El lunes por la mañana, Simón acababa de regresar a su oficina tras una reunión cuando Luis, su abogado, llamó a la puerta.—Señor Herrera, la señorita Salazar contrató a Ramón Rivera, un abogado muy reconocido, para que la represente. Me temo que durante la división de bienes podría pedir una cantidad considerable. No será fácil para nosotros.Ramón se había convertido, en solo unos años, en una figura destacada dentro del mundo legal.Hasta en los casos más complicados, siempre encontraba una grieta por donde dar vuelta la situación.Era conocido por ser muy selectivo con los asuntos que aceptaba, ni pagando una fortuna lograban convencerlo muchos clientes.Así que si había aceptado representar a Beatriz en el divorcio, significaba que estaba dispuesto a dar pelea en serio.Los o

En la hoja que el médico le entregó, las palabras infarto agudo de miocardio parecían atravesarle los ojos como agujas.El celular vibró en su bolsillo.Simón lo sacó y vio el nombre era Luis, su abogado.—Señor Herrera, el tribunal ya aceptó su demanda de divorcio. Según el procedimiento, la señorita Salazar recibirá la citación en tres días.—Retírela.—¿Perdón? ¿Quiere decir que anulemos la demanda de divorcio?—Sí —respondió con voz baja y tensa—. El divorcio puede esperar hasta que mi abuela esté fuera de peligro.En Biotecnología Luminis.Beatriz debía ir al hospital a tomar algunas muestras clínicas.Justo Christian necesitaba hablar con el director, así que fueron juntos.Durante el trayecto, el párpado de Beatriz no dejaba de temblar. Una sensación de inquietud le oprimía el pecho.Christian lo notó enseguida.—¿Qué pasa? ¿Te sientes mal?Beatriz negó con la cabeza.—Nada, tal vez no dormí bien anoche.Cuando el auto se detuvo frente al hospital, Christian dijo:—Ve a tomar lo

La empleada que estaba en la esquina se acercó de inmediato.—Doña Herrera, ¿qué necesita?—¡Sácala de aquí! —ordenó con voz helada.—¡Y tira sus cosas también!El rostro de Cecilia perdió todo el color al instante.—Abuela, ¿no estará malinterpretando algo? Yo solo...—¿Malinterpretando? —interrumpió Doña Herrera con una risa fría—. Eres la tercera en discordia que destruyó el matrimonio de mi nieto y su esposa. ¿No sabes bien lo que hiciste?La empleada se aproximó con gesto impasible y extendió una mano.—Señorita Cecilia, por favor.Cecilia apretó el borde de su bata, y al final, mordiendo los labios, se dio media vuelta y se fue.¡Pum!La puerta de la habitación se cerró de golpe.La canasta de frutas y los suplementos que había traído fueron arrojados al cesto de basura del pasillo.En ese momento, Beatriz llegaba con un termo en la mano justo a la puerta de la habitación.Cecilia, aterrada de que alguien la viera salir echada del lugar, levantó la mirada…y se topó directamente

También fue después cuando empezó a entenderlo con claridad.Durante los años que Christian estudió en el extranjero, cada vez que hablaban de temas académicos, él siempre mostraba un interés especial por cómo le iba a Beatriz.Pensó: "¿No será que cuando lo recomendé a contratarla, en realidad estaba haciéndole el favor que él deseaba?"Pero Christian era, sin duda, uno de los alumnos de los que más orgulloso se sentía.Tanto su talento como su carácter eran impecables.Pensó otra vez: "Si al final llegan a estar juntos, con gusto sería su padrino de boda".Mientras tanto, en el salón contiguo.Carmen, vestida con un elegante vestido de noche, adornada con joyas brillantes, se miraba al espejo mientras acomodaba su peinado.Fernando, por su parte, ajustaba una y otra vez su saco y la corbata.—Papá, mamá, no se pongan nerviosos, Simón es muy amable.En ese momento, la puerta del salón se abrió.Simón entró con paso firme, imponiendo una presencia que llenó el ambiente.No llevaba su h

—En una relación, la verdadera amante es la que no es amada. Tú eres la que impide que Cecilia y Simón estén juntos, ¡tú eres la tercera!Beatriz no pudo evitar aplaudirle.—Si no recuerdo mal, hace unos años descubriste que mi tío tenía una amante, ¿no? Y fuiste tú misma a armar un escándalo. Así que, tía, ¿resulta que has sido la otra todo este tiempo?Las palabras le dieron de lleno a Carmen.El rostro se le tensó de rabia y, fuera de sí, se lanzó hacia Beatriz con la mano levantada.—¡Maldita! ¡Tú...!Beatriz ya lo había previsto.Le sujetó la muñeca con fuerza y la empujó sin contemplaciones.—Señora Salazar, ya no soy aquella chica a la que podía golpear y humillar cuando quería.Fernando, al ver la escena, se enfureció. Dio un paso adelante y le soltó una bofetada.—¡Malcriada! ¡Es tu tía! Hoy voy a enseñarte modales por tus padres.El sonido del golpe resonó con fuerza en el pasillo.Beatriz ladeó la cabeza, con un hilo de sangre escapando de la comisura de sus labios.Giró len