La tira del vestido colgaba floja sobre su brazo, dejando gran parte de su piel al descubierto.Cecilia se puso de puntillas, intentando alcanzar el mentón de Simón para besarlo.Simón, de manera instintiva, dio un paso atrás, esquivando el roce de su respiración.—Cecilia, ponte la ropa.Su voz sonó baja, firme, con un tono que no admitía réplica.El movimiento de Cecilia se detuvo. En sus ojos se asomó una sombra de tristeza.—Simón, solo... Solo quiero estar un poco más cerca de ti.Mientras hablaba, sus dedos volvieron a intentar enganchar su corbata.La tira del vestido se deslizó por su brazo, y su piel blanca brilló bajo la tenue luz del salón.Simón le sujetó la muñeca. No la apretó, pero fue suficiente para impedirle acercarse más.Su mirada rozó su hombro, pero enseguida se apartó, quedándose perdida en el vacío.—No hagas eso.—¿Por qué no puedo hacerlo?La voz de Cecilia se alzó de golpe.En un arrebato, se quitó el vestido. La tela negra de encaje cayó al suelo.Quedó comp
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