Traición Silenciosa
Aunque soy una Omega, mi pareja es un Alfa de la manada.
Aunque yo no tenga loba, puedo escuchar la voz del suyo.
De la boca de su lobo he sabido muchos de sus pequeños secretos.
Por ejemplo, que estaba preparando en secreto una gran ceremonia de apareamiento.
En tres días me propondría matrimonio, y yo fingía no saber nada.
Pero esa misma noche, Emilio Herrera trajo a su amiga de la infancia a la casa.
Yo estaba a punto de acercarme para preguntar, cuando escuché al lobo rugir y cuestionarlo:
—¿No era la ceremonia de apareamiento dentro de tres días para Lucía Reyes? ¿Por qué cambiarla por Carolina Torres?
Resultó que esa ceremonia que yo desconocía no era para mí en absoluto.
Aun así, seguí fingiendo ignorancia. En silencio le cedí mi habitación, mis tesoros, e incluso a Emilio, ya no lo quise más.
Compré un pasaje hacia la manada del sur y, con los gemelos que llevaba en mi vientre, me marché para siempre de la manada Colmillo el mismo día en que celebraban su ceremonia de apareamiento.