el Resplandor del Mañana
En una fastuosa fiesta, el joven heredero del sector declaró que la mujer con la que realmente quería desposarse era mi hermanastra en vez de mí.
Me retiré con iniciativa y me casé con Leonardo Pérez, quien me quería durante muchos años.
Después de casarnos, éramos felices y amorosos...Hasta que, al estar embarazada con gran esfuerzo, descubrí que en la leche que él me daba cada noche había contenido anticonceptivos.
Y el collar de diamantes que guardaba en la caja fuerte, superficialmente destinado a pedirme matrimonio, llevaba grabadas las siglas del nombre de mi hermanastra, Olivia.
Resultó que yo siempre había sido solo un obstáculo que él intentaba eliminar para su verdadero amor. Durante años fingió ternura solo para allanar el camino a mi hermanastra.
Por más ingenua que fuera, en ese instante desperté por completo: una autorización de aborto, un acuerdo de divorcio… Leonardo y yo nos convertimos en extraños.