Me casé con tu primo porque tuviste un hijo con tu cuñada
Núria Suárez atrapó a su esposo, Fabio Hernández, en la cama de su cuñada embarazada.
Pero él dijo:
—Eres estéril. La familia Hernández necesita herederos.
¡Qué ironía más brutal!
El mismo hombre que se arrodilló nueve veces para pedirle matrimonio, que juró preferir la vasectomía antes que tener hijos.
Pero cuando el amor se convirtió en chiste, la dignidad se fue al diablo.
Esa noche, Núria marcó el número que nadie se atreviera a tocar y se volvió a casar con el hombre más poderoso de Sur.
Cuando se volvieron a encontrar, fue en su boda.
Fabio finalmente se le quebró, arrodillándose ante ella:
—Cariño, me equivoqué, te ruego que me mires una vez más, solo una vez...
Pero Núria retrocedió un paso, justo cayendo en los brazos del hombre detrás de ella.
Fue el cruel "Sr. Muerte" del que controlaba la mitad de la ciudad.
Ian Hernández ciñó la cintura con firmeza y su voz era fría:
—Parece que olvidaste tu posición.
—Ella ahora es tu cuñada.