Mi Esposo Defendió a la Asesina de Mi Suegra
Mi suegra tuvo un accidente de tránsito y fue llevada al hospital. Llamé más de veinte veces a mi esposo, Samuel López, que era abogado, pero solo conseguí que me respondiera en la última.
—¿Qué cuento te estás inventando ahora? Sandra está en problemas y tengo que ayudarla. Deja de hacer berrinches.
Apenada por sus palabras, le informé de la situación de su mamá y le pedí que me transfiriera diez mil dólares para pagar los gastos médicos. No obstante, engañado por su primer amor, Sandra López, simplemente se redujo a botarme palabras impacientes:
—El accidente de tráfico que sufrió tu mamá no tiene nada que ver conmigo. No trates de usar mi dinero para ayudar a tu familia y déjame en paz. Estoy muy ocupado ahora.
Dicho esto, colgó la llamada sin esperar a mi respuesta. Entre tanto, habían anunciado el fallecimiento de su madre, tras un intento fallido de reanimación.
Tres días después, volví a verlo en la audiencia: estaba defendiendo con entusiasmo a su primer amor, quien se encontraba en el banquillo por conducir ebria. Gracias a sus excelentes habilidades como abogado, Sandra fue declarada inocente, basándose en la falta de pruebas.
Muy decepcionada, le propuse el divorcio al terminar la audiencia. Pero él se puso nervioso:
—Mi mamá es tan buena contigo. Si te divorcias, ¡se va a poner muy triste!
Le sonreí con indiferencia y luego le aventé contra la cara las facturas de los gastos médicos y el certificado de defunción.
Qué estúpido era este tipo. Aún no sabía que su madre había fallecido.