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La pareja prohibida del alpha

La pareja prohibida del alpha

—Vete —ordené, orgullosa de que mi voz no sonara ni la mitad de temblorosa de lo que me sentía por dentro. —¿Eso es lo que realmente quieres, Keera? —preguntó en un susurro. Antes de que pudiera responder, tomó mi mano y la levantó lentamente, llevando mis dedos hasta su nariz. Los mismos dedos que habían estado dentro de mí hacía apenas unos minutos. Mi corazón golpeó con fuerza en mi pecho. No apartó los ojos de los míos mientras inhalaba el aroma de mi deseo, y luego llevó mis dedos a su boca, pasando su lengua por ellos y lamiéndolos con lentitud hasta dejarlos limpios. ⸻ Keera No deberían existir. Era imposible. Eran errores de la naturaleza. Eso fue lo primero que pensé de los hombres lobo. Y durante años creí tener razón, porque todos los que conocí no hicieron más que herirme. Especialmente él. Me sentí atraída hacia él desde el primer momento en que lo vi. Antes de darme cuenta de que me odiaba. No quería admitirlo, pero él fue quien reforzó mi odio hacia los hombres lobo. No tenía ninguna obligación de ayudarlos. Pero lo hice. Y vi cómo mi vida se desmoronaba. Crucé cada límite que alguna vez me impuse al involucrarme con él, hasta descubrir que era mi pareja destinada. ⸻ Grayson La odiaba antes incluso de conocerla en persona. Nuestra relación era prohibida. Los hombres lobo no podían emparejarse con humanos. Ni siquiera creía que fuera una posibilidad. Pero eso fue antes de ella. Descubrí que era mi alma gemela. Y en ese momento supe que no podía dejarla ir. No me importaba renunciar al título de Alfa si eso significaba estar con ella. Porque, le gustara o no, ella sentía lo mismo por mí.
Hombre lobo
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Tuya hasta el último latido

Tuya hasta el último latido

Marisol Ríos estaba enferma; le quedaba poco tiempo de vida. Ese día tuvo una revelación: frente a la muerte, todo lo demás carecía de importancia. Su familia, egoísta y abusiva, que solo sabía aprovecharse de ella... ¡ya no los quería en su vida! Su prometido, David Peña, el mismo que acababa de pedirle matrimonio para luego involucrarse con su propia hermana, Lucía... ¡tampoco lo quería ya! Despojada de todo, por fin podía ser libre... Poco a poco, en su círculo social comenzaron a circular rumores sobre ella. Que Marisol se relacionaba con gente muy influyente. Que se le veía acompañada de hombres más jóvenes. Que su fortuna personal crecía sin parar y derrochaba dinero sin medida. Que Marisol... Tiempo después, cuando aquellos que la habían despreciado descubrieron su situación, uno tras otro, desesperados, le suplicaron llorando su perdón. Sus padres, con fingida dulzura: —Mi niña, tú siempre serás nuestra hija querida. Anda, regresa a casa con nosotros, ¿sí? Su ex prometido, el traidor: —Marisol, a la única que quiero es a ti, lo juro. Por favor, dame otra oportunidad. Pero ya era demasiado tarde. Un sujeto de semblante endurecido se interpuso. —Si alguien se atreve a molestar de nuevo a la señorita Ríos, le romperé las piernas. ... Tiempo después, ese caballero, una figura poderosa y casi inalcanzable, se arrodillaba ante ella. —Viva o muerta, Marisol, tú eres mía. Alonso Garza nunca se consideró a sí mismo una buena persona. Como cabeza de una de las familias más poderosas, había forjado su camino con decisiones implacables y una determinación férrea, labrándose una reputación temible. Nadie habría imaginado que aquel sujeto formidable y peligroso llevaba a una joven guardada en lo más profundo de su ser, y así había sido durante ocho años. La poca ternura que poseía, estaba reservada por completo para ella.
Romance
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Su Obsesión Me Liberó, Mi Boda Lo Destruyó

Su Obsesión Me Liberó, Mi Boda Lo Destruyó

Todo el mundo sabía que Inés andaba tras Héctor, y lo amaba con todo el corazón. Hace cinco años, dejó sus propios sueños para venir a cuidarlo cuando sus piernas ya no le sirvieron. Ella pensaba que con amor sincero seguro recibiría amor sincero a cambio. Pero hasta la víspera de la boda, el hombre se casó por el civil con la chava que le gustaba. Fue entonces que se dio cuenta de que para él ella no era más que una hierba cualquiera. Cinco años humillándose, cinco años siendo una tonta, finalmente despertó. Eligió llamar a su familia: —Acepto el matrimonio arreglado. No esperaba que el día de su boda fuera también el día de la boda de él. Al bajarse del carro nupcial, Héctor vio a Inés vestida de blanco, a punto de casarse con otro. En ese momento, el hombre que se creía la gran cosa, que estaba seguro de que ella nunca lo dejaría, ¡se volvió completamente loco! —Inés... entre ella y yo no pasó nada, fue mi culpa, perdóname por favor... El hombre se arrodilló frente a ella, rogándole humildemente que lo perdonara, llorando y suplicándole que no lo dejara. Inés lo miró con asco mientras se arrodillaba frente a ella como un perro, su corazón ya sin ninguna emoción. —El amor que llega tarde vale menos que la hierba, ¡mejor ve a hacerle de papá al hijo de ella!
Romance
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¿Quieres que se disculpe? ¡El primer amor de la Marta ya viene!

¿Quieres que se disculpe? ¡El primer amor de la Marta ya viene!

Cuando Marta Fernández acababa de nacer, la niñera de la familia, deseando una vida mejor para su propia hija, la intercambió y la abandonó. Después de dieciocho años, sus familiares la encontraron, pero lo que esperaba a Marta no eran disculpas ni compensaciones de sus padres. Su prometido la traicionó, y sus propios padres prefirieron a la hija de la niñera. Marta se enfrentó a ellos con furia, pero ellos respondieron con aún más crueldad. Para forzarla a someterse, su familia le cortó todo el apoyo económico y le bloqueó las salidas. Sin otras alternativas, Marta usó esa tarjeta negra que nunca había usado... Al día siguiente, un misterioso magnate internacional llegó al Valle del Mar, sacudiendo a toda la alta sociedad. Su prometido, al saber esa noticia, corrió a buscar al magnate, para conseguir el proyecto que codiciaba. Pero lo que veía era, Marta, llorando desconsoladamente en los brazos del hombre, sollozando. —Todos ellos me hicieron bullying. Y el hombre, acariciándole el pelo, murmuró: —No llores, mi vida. Yo me encargo de ellos...
Romance
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Energetic YY

Energetic YY

Por el mo­mento, no pensemos más que en re­gocijamos con nuestro triunfo y con nuestra reunión, ¡oh Badrú'l-­Budur!” Y como desde la víspera Aladino aun no había comido nada, se sentaron ambos y se hicieron ser­vir por los esclavos una comida su­culenta en la sala de las noventa y nueve ventanas cruzadas. Luego pasaron juntos aquella noche en medio de delicias y dicha. Cuando pudo abrir la boca y ar­ticular una palabra, dijo: “¡Oh hija mía! ¡veo con asombro que no se te ha demudado el rostro ni se te ha puesto la tez más amarilla, a pesar de todo lo sucedido desde el día en que te vi por última vez! ¡Sin em­bargo, ¡oh hija de mi corazón! debes haber sufrido mucho, y no habrás visto sin alarmas y terribles angustias cómo te transportaban de un sitio a otro con todo el palacio!
YA/TEEN
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