Traicionada, Rechazo el Vínculo
Durante el ataque vampírico en la frontera, tanto yo como la amiga de la infancia de mi compañero nos vimos atrapadas en el campamento.
Sin dudarlo un segundo, mi compañero, Damon, se transformó en lobo y la rescató.
A mí me dejó sola, enfrentando un infierno de llamas y la embestida de los vampiros.
Al día siguiente, solicité formalmente al consejo de ancianos de la manada que se rompiera nuestro vínculo.
Él, con el rostro sombrío, me increpó: —Tienes la sangre de sacerdotisa que te permite sanarte. Lydia es más vulnerable. Por eso la salvé primero. ¿Acaso tienes celos de eso?
Lo miré con serenidad y respondí: —Bueno, ahora ya no importa.