FAZER LOGINEl día que celebrábamos nuestro tercer aniversario de bodas, Camila Estévez —enamorada de mi esposo desde hacía tres años— decidió proclamar su amor por él en Facebook.
Ver maisRespiré hondo y me acerqué con paso firme a Lorenzo.Cuando notó que iba hacia él, su expresión cambió.Entre nervios y esperanza, dio un par de pasos rápidos, acortando la distancia.—Lo siento, tortuguita —dijo con voz temblorosa, extendiendo hacia mí un ramo de rosas champagne.—¿Puedes perdonarme? —preguntó, como si esas flores pudieran reparar todo lo que ya se había roto.Lo miré a los ojos. Fría.Directa.—Señor Ortega, ¿cuántas veces tengo que repetirlo? Estamos divorciados. Ya no hay nada entre nosotros.Su sonrisa se desmoronó.—Para mí, nunca nos hemos separado.Me incliné hacia él, lo suficiente para que solo él pudiera oírme:—Lorenzo, esto ya terminó. Mírate por dentro. Sé honesto contigo mismo. Esto que estás haciendo, no tiene sentido.Vi en sus ojos algo que no era rabia ni tristeza… era pura derrota.—No es un espectáculo. Es amor. ¡Yo te amo! No puedo vivir sin ti.—Tal vez, solo estás acostumbrado a tenerme.—¡No! ¡No es eso!—Nunca he dudado que lo nuestro fue real
Desde que Lorenzo se negó a firmar los papeles, lo dejé todo en manos del abogado.Metí la demanda de divorcio directamente en el juzgado.Con la sentencia firme, nuestra historia terminó.Sentí como si me quitaran un peso de encima.Y por primera vez en años, sentí el pecho ligero.Volví al trabajo con toda mi energía.De Lorenzo, solo escuchaba cosas sueltas por amigos en común.Decían que había empezado a fallar en sus clases.Que no logró su ascenso a profesor titular.Y que su vida personal, era un caos.Aquel profesor impecable y encantador ahora vivía encerrado, despeinado, ausente.Aislado del mundo.Evadiendo todo lo que no fuera su tristeza.Y Camila…Camila, después de graduarse, se negó a dejar el dormitorio de estudiantes.La universidad terminó por desalojarla.Ese mismo día, sus padres fueron a armar escándalo.Decían que ya le habían dado dinero a la familia del novio, que ahora debía casarse sí o sí.Camila les gritó que devolvieran ese dinero si querían,porque estaba
—Lorenzo, ¿te acuerdas de la última vez? También dijiste lo mismo.¿Y no te di acaso oportunidades?Le di un año entero a esta relación.¿No notaste que este año, la mayoría del tiempo estuve en casa?Yo misma te dije que ya podíamos pensar en tener un hijo.¿Y qué dijiste tú? “Aún no, mejor más adelante.”¿Ya lo olvidaste?Mis palabras lo dejaron sin respuesta.Se quedó en silencio, mirando hacia la nada.—¡Lo dijiste! No... no lo recuerdo… pero eso no importa.¡Lo que importa es que todavía nos amamos!¡Yo te amo! —repitió, como si tratara de convencerse a sí mismo.Pero su voz sonaba más vacía que firme.—¿Que todavía dices que me amas?Lorenzo, tú ya no me amas. Solo que todavía no lo quieres aceptar.Si de verdad me amaras, lo sabrías.Y te habrías dado cuenta hace mucho.—¿De qué estás hablando?—Hace un año, renuncié a mi carrera como atleta profesional.Ahora soy gerente de operaciones.Lo dejé todo por completo.—¿Cuándo pasó eso? —preguntó Lorenzo, con una mezcla de desconcie
Cuando terminé de empacar mis cosas en el departamento que había alquilado, ya era de madrugada.Lorenzo no había respondido ninguno de mis mensajes.Llegué a pensar que ni siquiera había abierto los papeles del divorcio.Volví a llamarlo.Nada.Volví a intentarlo…Contestó Camila.No me dejó decir una sola palabra antes de soltar su discurso:—Lorenzo está en la ducha. Y si crees que con estos jueguitos vas a separarnos...Corté. Sin más.Después, los bloqueé a los dos.Fue al cruzar la puerta del club de tenis cuando sentí que algo pesado se me desprendía del pecho.Ahí era mi lugar.Mi cancha. Mi zona.Ese era el mundo que podía controlar.El que me devolvía algo más parecido a la pasión que había perdido.Revisé a fondo la gestión del club.Años de experiencia me bastaron para detectar fallas y proponer mejoras al instante.Convocamos al equipo, compartí mi diagnóstico y una nueva estrategia.Me recibieron con entusiasmo.Volvían a creer en mí.Y yo también.El plan era ambicioso:






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