La "Reina Cisne Renacida"

Colgué la llamada con el Sr. Díaz, en ese instante, la puerta fue derribada de una patada.

Ian irrumpió con el rostro lívido y detrás de él, Yamina lucía los ojos enrojecidos, pero no podía ocultar un destello de triunfo en su mirada.

—¡Estrella! —su voz era gélida— ¿Tienes idea de lo que acabas de hacer?

Me di la vuelta y miré a aquel hombre que una vez prometió compartir su vida conmigo, ahora aquí para reprocharme en nombre de otra mujer.

Una sensación de absurda ironía surgió desde lo más hondo de mi pecho.

—¿Qué he hecho?

—¡Abandonaste el evento sin permiso! ¡Dejaste en ridículo a los patrocinadores y avergonzaste a toda la compañía!

Ian dio un paso al frente, sus ojos estaban llenos de decepción:

—¿Acaso eres la misma Estrella que conocí?

Yamina sollozaba suavemente detrás de él:

—Sra. López, sé que no le caigo bien, pero una ocasión tan importante como hoy…

—Basta —la interrumpió Ian, lanzándome una mirada fría—, Estrella, ¿cuándo te volviste tan celosa? ¿Tan incapaz de aceptar a una nueva promesa?

Diez años de amor y en su corazón, soy celosa.

—¿Crees que soy celosa?

—¡Mírate! —su voz se volvió cada vez más cortante— Llena de rencor, buscando venganza por la más mínima ofensa. ¿Acaso esa es la dignidad que debe tener una directora principal de coreografía?

Fuera de la puerta, se había reunido parte del elenco, señalando hacia dentro en susurros.

—Siempre lo supe, Estrella es demasiado celosa…

—Yamina tiene tanto talento, ella simplemente no lo puede soportar…

Pude oír el sonido de mi corazón rompiéndose.

No por los rumores, sino porque el hombre que tenía frente a mí fue quien una vez juró protegerme por siempre.

—Estralla —el tono de Ian se volvió aún más distante—, tu estado emocional actual ya no es adecuado para seguir como coreógrafa de la función de despedida de “La Corona Eterna”.

“La Corona Eterna” era el trabajo de mi vida, la esencia de toda mi creatividad vertida para esta compañía.

¿Qué quería decir con eso?

—Para garantizar la calidad, la dirección coreográfica será asumida conjuntamente por Yamina y por mí.

Un silencio incómodo llenó el camerino.

Yamina me miró con falsa consternación:

—Sra. López, sé que me malinterpreta, pero “La Corona Eterna” es la obra maestra de Ian, el estandarte de la compañía. Solo quiero ayudarle a aliviar la carga.

Su voz era dulce e inocente, como si realmente le importara la compañía.

Para que la función sea perfecta...

Así que mi obra, ahora era “la obra maestra de Ian”.

—Y algo más —Ian continuó anunciando—, el salón de ensayos 1 será a partir de ahora nuestro salón principal. Estrella, traslada tus cosas a la sala auxiliar junto al almacén.

La sala auxiliar junto al almacén…

Esa pequeña habitación sin ventanas, un cuarto oscuro.

Yamina, en el momento preciso, añadió:

—Sra. López, en cuanto a sus borradores de coreografía y notas, Ian y yo los necesitaremos para estudiar. ¿Le importa si los tomamos prestados?

Sonrió con dulzura:

—Después de todo, ahora somos los responsables de "La Corona Eterna", ¿no?