—¿Vas a regresar a Géldoria? —Claudio la miró, sintiendo un dolor en el pecho.Él había pensado que, una vez resuelto el asunto de la Torre del Noveno Cielo, Serafina iba a regresar con él a la Ciudad Imperial.Por eso la había estado esperando y no se había ido.Al final, después de que Silvano murió, ella aún quería ir a Géldoria por sus cenizas.Ciertamente, ella era una persona leal y compasiva; este tipo de cosas no eran nada para ella.¿Pero y él?¿Había pensado alguna vez en él?Claudio se quedó quieto, cerrando poco a poco los puños.Conteniéndose, preguntó:—Tú... ¿vas a volver?Serafina solo lo miró a los ojos, sin responderle de inmediato.En esos breves instantes en que ella dudó, Claudio perdió la paciencia; sus ojos, de repente, se llenaron de furia.Enseguida, agarró los hombros de Serafina, la empujó contra la puerta y dijo con voz ronca:—¡No vas a volver, ¿verdad?! Serafina, ¿cómo puedes tratarme así? ¿Es por lo que dijo Silvano antes de morir? ¿Crees que no soy tan b
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