En el patio principal de la casa de los Emilio, las dos familias escucharon juntas el decreto imperial.—El emperador decreta: Beatriz Ruiz, poseedora de virtudes y belleza, de carácter gentil e inteligente. El emperador se compadeció de su soledad y sufrimiento y, después de consultar con el general Lorenzo, la adopta como hija, dándole el apellido “Aguirre”...Al escuchar el decreto, las reacciones fueron muy distintas. Esteban estaba furioso y confundido. Ya le había dado una hija a Lorenzo, ¿y ahora también le “regalaban” otra a la familia Aguirre? Primero el emperador había decretado el divorcio, quitándole a su esposa, y ahora quería llevarse también a sus hijas. Al mismo tiempo, sintió miedo. ¿Acaso el emperador lo sabía todo? ¿Había mandado espías a seguirlo? Solo de pensarlo, sintió cómo el sudor le mojaba la ropa.Eulalia, en cambio, no se preocupaba por el apellido de su hija; con ese decreto, Beatriz por fin iba a tener una identidad legítima. La familia Emilio también vio
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