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Protegida por el Alfa Verdadero

Protegida por el Alfa Verdadero

En nuestro tercer aniversario, descubrí con horror que mi pareja, Ethan Rivers, había estado pasando las noches con su amor de la infancia, y que incluso el certificado de unión que me había dado era falso. Cuando lo encaré, Ethan me acusó con una frialdad brutal de ser una malagradecida. —Hice la ceremonia de unión con Bella para ayudarla con la presión de su familia. ¿Por qué tienes que ser tan egoísta? No es que no te quiera. Solo es un papel, ¿por qué haces tanto escándalo? Tenía planeado hacer la ceremonia de verdad contigo este año, pero nunca me imaginé que fueras tan ambiciosa. Me decepcionas mucho, Aria. Corté toda comunicación con él y, sin perder tiempo, se llevó a Bella de luna de miel. *** Cinco años después, nos volvimos a encontrar en una reunión exclusiva de manadas. Su manada prosperaba y, a su lado, estaba Bella Rose, cubierta de joyas y con una sonrisa impecable. Al verme agachada en el suelo, buscando entre los restos de pastel en la basura, chasqueó la lengua con impaciencia. —Mira nada más en lo que te convertiste por dejarme. Antes despreciabas el certificado falso, ¡y ahora ni regalada te querría nadie! Por los viejos tiempos, si te arrodillas y le pides perdón a Bella, a lo mejor te dejo volver como nuestra sirvienta. No estaba para lidiar con él. Mi hijo, como parte de una travesura, había escondido mi anillo de unión de 80 millones de dólares en un trozo de pastel, y necesitaba encontrarlo rápido. De lo contrario, cuando llegara su papá, el pequeño volvería a meterse en problemas.
Short Story · Hombres Lobo
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Promesa rota, corazón renacido

Promesa rota, corazón renacido

Como la única hija de Carlos Navarro, el rey de las apuestas, mi vida desde siempre estuvo marcada por la sombra del caos y el peligro. Desde que era pequeña, mi papá me rodeó de nueve guardaespaldas leales para protegerme, listos para sacrificarse por mí. Ya de adulta, él me hizo una petición: que eligiera a uno de ellos como mi prometido. Pero tomé una decisión muy clara: alejé de mi lado a Alberto Oliveira, el único hombre que realmente había ocupado mi corazón por tanto tiempo. Lo hice por esto: en mi otra vida, justo el día de la ceremonia de compromiso, unos enemigos me secuestraron. Mientras me estaban clavando agujas envenenadas en las manos, temblando del dolor más terrible, llamé a Alberto, suplicándole que viniera. Pero su respuesta fue helada, sin una pizca de empatía. —Andrea Navarro, ya deja de hacer tus teatros. ¿Tu ubicación no miente, no? ¡Sigues cómodamente instalada en la suite del hotel! Qué asco, usar un truco tan bajo solo para intentar atraparme... Al escuchar aquellas risas de mujer al otro lado de la línea, sentí un golpe mortal. Cerré los ojos, totalmente consumida por la derrota. Cuando la jaula metálica se hundió en el mar y el agua gélida me invadió, llenándome la nariz y la boca, sentí cómo la vida se me escurrió del cuerpo, gota a gota. Volví a despertar... Esta vez, era el día en que mi padre me pidió que eligiera a mi prometido. Y esta vez, no dudé ni un segundo en borrar el nombre de Alberto de la lista. Sin embargo, durante mi compromiso con Leonardo Pinto, ¿por qué era él quien estaba suplicándome entre lágrimas que me casara con él?
Short Story · Romance
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Hola Ex, Ahora Soy tu Madrastra

Hola Ex, Ahora Soy tu Madrastra

En vísperas de la boda, la noticia de que la amante del prometido había dado a luz se volvió un escándalo. Julian Espinoza no esperó a que yo lo confrontara y habló con indiferencia. —No fue más que un accidente. Tú encárgate primero de la fiesta de compromiso. —Además, tu papá está en fase terminal de cáncer de estómago. Cancelar la alianza ahora no le conviene a ninguna de las dos familias. Esa misma noche faltó a la cena de compromiso, pero en sus redes sociales subió la foto de un bebé envuelto en mantas. Cuando marqué una videollamada, apareció dándole de comer con un biberón al recién nacido. —Últimamente estoy cuidando al niño y no tengo tiempo para ti. Ya sabes, en mi familia solo queda una rama masculina, el hijo es prioridad. Limpió la leche de la comisura de los labios del bebé y añadió: —Pero tranquila, cuando cumpla el mes lo mando a Inglaterra. En las fiestas importantes basta con que te muestres como si fueras su madre. El lugar de señora de la familia Espinoza siempre será tuyo. Yo me quedé mirando el anillo en su dedo anular, idéntico al mío, y solté una risa. —Este compromiso queda anulado. Él bufó con frialdad: —Armas tanto escándalo por una tontería. No seas tan caprichosa. Colgué de golpe la videollamada y marqué al número privado de su padre. —Dicen que anda buscando nueva esposa, ¿por qué no me considera a mí? Acariciando mi vientre, solté una risa baja: —Después de todo, tengo facilidad para embarazarme; los hijos que usted quiera, se los puedo dar. Qué soledad la de una familia con un solo heredero. Yo misma le daré varios hermanos para que al menos haya ruido en la casa.
Short Story · Romance
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