No Seré Una De Tus Treinta Lunas
Fui la Beta principal del Alfa Damon. Durante seis años, fui su mano derecha y su compañera en la cama.
Cuando anunció nuestro ritual de unión, la manada entera lo celebró. Mi sueño estaba a punto de cumplirse.
Pero entonces, afuera de su salón de trofeos privado, lo escuché presumir sobre sus Pruebas de la Luna.
Y en ese momento, supe la verdad. No era la única para él, sino una de treinta candidatas.
Había pasado un mes con cada una de nosotras, calificando nuestros cuerpos, nuestra sumisión y nuestro desempeño. Mi calificación fue más baja que la de una Omega. Más baja que la de Lydia.
—Lydia fue increíble. Apenas y podía separarme de ella. Y luego veo a Elysia… tan tiesa, siempre tan controlada… y la verdad es que… me aburre.
La conmoción me paralizó. Dejé de sentir el cuerpo.
Seis años de lealtad. Incontables noches entre sus brazos. Al final, todo significó menos que un capricho momentáneo y una loba que sabía arrodillarse.
Mi dolor se convirtió en una resolución inquebrantable. Le envié un mensaje a un Alfa que me había pretendido tiempo atrás.
“Adrian, dijiste que tu oferta de ser mi compañero seguía en pie. ¿Estás seguro? Ya terminé con Damon.”