El Precio De Traicionar A La Reina
Riven, mi compañero destinado, era el Alfa de una manada patética al borde del colapso.
Durante cinco años fui su sombra, su estratega. Levanté su manada de la nada hasta que la Alianza nos reconoció, y estábamos listos para trasladarnos a las tierras fértiles.
Riven prometió que celebraríamos nuestra ceremonia de unión en cuanto nos instaláramos en el nuevo territorio.
Sin embargo, durante el banquete de celebración, la noche anterior a la mudanza, me arrojó a una celda.
Anunció públicamente que Jenna, la loba que llevaba a su cachorro en el vientre, sería la Luna de la manada.
No podía dar crédito. Le grité, pero él me hizo una mueca de desprecio y señaló un cristal que vibraba con magia oscura.
—¡Jenna ya tiene pruebas de tu traición! Te acostaste con otros Alfas para conseguir su apoyo. ¡Me das asco!
Le supliqué. Pero él me cortó la mejilla con el borde de plata de la carta de disolución de vínculo, apartándome formalmente de su lado.
Pero él no sabía quién era yo en realidad.
Soy la hija del Rey Alfa.
Las estrategias, el poder, las alianzas... nada de eso era suyo. Todo era mío.
Así que lo recuperé todo.