El amor que quedó atrás
En el hospital se armó un escándalo.
Un familiar de un paciente agitaba un cuchillo como un loco y, por instinto, empujé a Bruno para apartarlo.
Pero él, de un tirón, me agarró la mano y me puso enfrente... para proteger a su querida Celia.
Así, la cuchillada fue directo a mi vientre.
Y con eso, me arrancó a mi bebé, que apenas empezaba a vivir.
Mis compañeros del hospital, con lágrimas en los ojos, intentaban llevarme de urgencia a la UCI, pero Bruno me jaló de la camilla con brusquedad.
Con la voz dura y cortante, soltó:
—¡Primero salven a Celia! Si a ella le pasa algo, los echo a todos.
Los médicos se quedaron helados, llenos de indignación.
—¡Estás loco, Bruno! —le gritó uno—. Celia solo tiene un rasguño, ¡tu esposa está mucho peor!
Yo, con las manos apretando mi abdomen empapado en sangre, asentí lentamente.
—Déjenlo así...
Bruno... con esto que te devuelvo hoy, ya no te debo nada.