Solo Spell Caster

Todos sabían que Mariana era la falsa heredera que corrieron de los Morales, ¡sus verdaderos padres eran rancheros perdidos en el monte! No le quedó de otra más que seguir aguantando al junior de los Javier sin derecho ni dónde caerse muerta, sin chance de irse aunque quisieran patearla. Hasta que oyó que el junior de los Javier se iba a casar con la verdadera heredera de los Morales, ¡y a Mariana le cayó el veinte! Bien, bien, bien, ¿te quieres casar con su némesis? Dio media vuelta y regresó a la crema y nata. ¿Rancheros? ¡Qué va!, ¡su familia era la más poderosa! ¡Y tenía cuatro tíos que la consentían hasta el cielo! Pero Mariana era de las que se cobran solas, ¡iba a recuperar con sus propias manos lo que ella misma había dado! No pasó mucho tiempo para que a Javier le diera chorro: sin Mariana, su vida se hizo un caos, su empresa se fue al hoyo, su prometida cayó del pedestal, ¡parecía que se le venía el mundo encima! Cuando llegó rogándole a la puerta de Mariana, solo vio cómo ella alzaba una ceja, sonreía y abrazaba al empresario guapetón que estaba a su lado. —Nel, no vuelvo con quien me dejó —pensó Mariana mientras le clavaba la mirada a Javier. Después de que Javier se fue echando chispas, Mariana también le dio una patada al empresario que estaba a su lado. —Perdón, ya lo dije, no vuelvo con quien me dejó —susurró mientras veía alejarse a ese vato que alguna vez significó algo para ella. El joven Dante, que había cancelado el compromiso sin siquiera conocerla, se hincó llorando y suplicó: —¡Mi amor, perdóname!

WARNING: RATED 18+| NO RAPE!!! Excerpt; "Was I a good girl?" she hiccupped, her bare skin flushed and glowed as she rolled across the sheets like she owned the bed—and him. Six weeks without his touch had scraped her raw. She was slowly losing touch of her sanity. "You did good, Penguin," Alanis said, his voice low and rough as he reached for his tie. And just like that, the spell cracked. He was leaving...again. It wasn't fair, she had to remain in the shadows, while her perfect half-sister was rubbing his chest in public. Poppy slammed the door shut, while she arranged her robe, her eyes wet and wild. "Can you… stay… just one more night?" He hesitated. And she saw it, the guilt and pull. "You know how this—" Something made him stop mid-sentence. His gaze dropped. One sharp breath, and he was staring at her peaked nipple like it was a commandment. "Please?" she breathed, arching toward him. With a low growl, he tossed her back on the bed because he had been starved, and he was ready to devour his Penguin. ... Poppy never had a chance to be the golden girl. Not with a cruel stepmother, and a father who forgot she even existed. Penelope was given everything that belonged to Poppy. Now Penny's prize? A diamond ring—a wedding to Alanis Caelum, Velmora's most powerful billionaire. Cold, brilliant, and devastatingly magnetic. To everyone but Poppy. Because before he became Penny’s perfect fiancé, he belonged to Poppy—in the dark, in secret, in sin. He knows her body like a weapon. He calls her Penguin with a growl that makes her knees buckle. And when he’s inside her, he forgets who he's supposed to love. She had him wrapped so tight, he forgot the world.

A powerful witch. A cursed vampire. A castle built on blood. And a secret that could destroy them both. Delphine Ashwood has never fit in—not with her coven, not with polite magical society, and certainly not with anyone who prefers witches quiet and predictable. When she’s hired to repair the failing wards of the infamous Castle Thorne, she expects cold stone, ancient curses, and another lonely contract. What she doesn’t expect is him. Theron Valemont, vampire prince and ruler of the forgotten court, is everything she hates: brooding, controlling, and hiding far too many secrets behind those ice-blue eyes. He didn’t summon her—and he wants her gone. But the castle has other plans. As Delphine unravels the threads of the ancient spell holding the fortress—and Theron’s legacy—together, she discovers a power buried beneath the stone. A power tied to her own bloodline. A power that was never meant to wake. Caught in a slow-burning battle between duty, desire, and destruction, Delphine and Theron must decide what they’re willing to sacrifice. Because the truth isn’t just dangerous. It’s hungry.

Marisol Ríos estaba enferma; le quedaba poco tiempo de vida. Ese día tuvo una revelación: frente a la muerte, todo lo demás carecía de importancia. Su familia, egoísta y abusiva, que solo sabía aprovecharse de ella... ¡ya no los quería en su vida! Su prometido, David Peña, el mismo que acababa de pedirle matrimonio para luego involucrarse con su propia hermana, Lucía... ¡tampoco lo quería ya! Despojada de todo, por fin podía ser libre... Poco a poco, en su círculo social comenzaron a circular rumores sobre ella. Que Marisol se relacionaba con gente muy influyente. Que se le veía acompañada de hombres más jóvenes. Que su fortuna personal crecía sin parar y derrochaba dinero sin medida. Que Marisol... Tiempo después, cuando aquellos que la habían despreciado descubrieron su situación, uno tras otro, desesperados, le suplicaron llorando su perdón. Sus padres, con fingida dulzura: —Mi niña, tú siempre serás nuestra hija querida. Anda, regresa a casa con nosotros, ¿sí? Su ex prometido, el traidor: —Marisol, a la única que quiero es a ti, lo juro. Por favor, dame otra oportunidad. Pero ya era demasiado tarde. Un sujeto de semblante endurecido se interpuso. —Si alguien se atreve a molestar de nuevo a la señorita Ríos, le romperé las piernas. ... Tiempo después, ese caballero, una figura poderosa y casi inalcanzable, se arrodillaba ante ella. —Viva o muerta, Marisol, tú eres mía. Alonso Garza nunca se consideró a sí mismo una buena persona. Como cabeza de una de las familias más poderosas, había forjado su camino con decisiones implacables y una determinación férrea, labrándose una reputación temible. Nadie habría imaginado que aquel sujeto formidable y peligroso llevaba a una joven guardada en lo más profundo de su ser, y así había sido durante ocho años. La poca ternura que poseía, estaba reservada por completo para ella.

Mi matrimonio con Zaid, desde el principio fue un secreto. Matrimonio oculto por tres años, fui su esposa que no se podía ver la luz. A los ojos de otros, él era el primer bisturí del Hospital PAZ, altivo y noble, arrogante e indomable; Y yo, solo era una practicante insignificante del departamento de anestesiología a su lado. Incontables medianoches, esperaba sola en la fría Residencia Ríovista a que regresara, Pensaba que solo si me esforzaba lo suficiente, si era lo suficientemente gentil, algún día él vería mis virtudes. Pero la realidad me dio cruelmente una bofetada. —¿Puedes no ir a buscarla? Agarré la esquina de su ropa suplicando en voz baja. Él se rió ligeramente, con desdén: —Solo es un contrato, ¿te volviste adicta a actuar? Día tras día, presencié su ternura hacia esa chava, No hice escándalo ni grité, dejé un acuerdo de divorcio y me fui. Después, la gran nevada cubrió Puértis, el conocido "Bisturí Zaid", arrodillado en la nieve con ojos rojos me rogó reconsiderar: —¿Podemos no divorciarnos, esposa? Las lágrimas que derramó a mis ojos ya no tenían temperatura, sonreí indiferente: —¿Acaso también tienes personalidad actoral? Perdón, no tengo tiempo para acompañarte en la actuación, el contrato ya expiró, si quieres ligar, haz fila primero.

Mia Williams thought landing a job at Declan Enterprises would finally bring stability—until she met the man who runs it. Harry Declan is a billionaire CEO with a reputation for being ruthless, brilliant, and entirely untouchable. But when Mia accidentally stumbles upon a confidential document that could unravel a major acquisition, Harry doesn’t fire her. He makes her an offer: stay quiet, follow his rules—and in return, he’ll give her everything she’s secretly craved. Control. Power. Him. As their dynamic spirals from professional to possessive, Mia finds herself falling under the spell of a man who plays dirty in business and even dirtier in the bedroom. But with secrets lurking in every shadow of his empire, Mia has to decide: is she a pawn in his game… or the only one who can beat him at it?