La sombra de la traición y el abrazo del hermano mayor
Los dos hermanos con los que estaba comprometida se enamoraron de la hija adoptiva de mi familia.
Para ganar su cariño, me engañaron para que me rapara la cabeza y, acto seguido, me encerraron toda la noche en una pista de esquí.
Por petición de mis padres, aguanté todo en silencio.
Pero un día, mi hermana se cortó un dedo mientras pelaba frutas, por lo que ellos me obligaron a ir al hospital para donar dos litros de sangre.
Lloré y supliqué, pero alegaron que ese era el castigo que merecía por haberla maltratado.
Fue en ese momento que perdí toda esperanza… y me subí al carro del hermano mayor de ellos.
Sin embargo, aquellos dos, que no dejaban de decir que querían cancelar el compromiso, terminaron llorando de arrepentimiento el día de mi boda.