Afuera, mis padres caminaban tomados del brazo de Yoli, radiantes de felicidad.Ambos lucían más gorditos, con la piel rosada, el rostro brillante, y una expresión de satisfacción que jamás tuvieron conmigo.Yoli vestía un vestido carísimo.Se arreglaba el cabello con elegancia, y en su dedo anular brillaba un anillo de diamantes que deslumbraba a cualquiera.Pero, a pesar de todo eso, en sus ojos se escondía un odio profundo.Carlos la miró y suspiró, luego le dio unas palmaditas suaves en el hombro, como si quisiera calmarla:—Yoli, no te pongas así. Ese anillo solo es un regalo por tu recuperación. No lo malinterpretes.—Para mí, tú siempre serás la hermana de Sara, mi cuñada.—Mi esposa, fue, es y será Sara. Nadie puede quitarle ese lugar.Al oír esto, el rostro de Yoli se transformó por completo. Zafó el brazo con violencia y gritó con furia:—¿¡Cuñada!? ¿¡Qué cuñado besa en el auto a su cuñada dormida!?—¿¡Qué cuñado regala un anillo de compromiso a su cuñada!?—Carlos, los dos s
Read more