Cenizas de lo que fuimos
Estuve siete años con Bruno.
Pero cuando lo acusaron y terminó en la cárcel, no dudé en dar media vuelta y desaparecer de su vida. Me refugié en los brazos de su mejor amigo, buscando un poco de paz.
Cuando Bruno salió, volvió con más poder, más rabia… y me obligó a casarme con él. No le importó cómo: usó todo lo que tenía para hacerme suya otra vez.
Para todos, éramos la pareja perfecta, el amor que lo aguantó todo.
Pero nadie sabía que, cada noche, él llevaba a otra mujer a nuestra cama... incluso a mi propia hermana.
Decía que ese era el precio por haberlo traicionado.
Lo que Bruno nunca imaginó es que, mientras todos lo creían culpable, yo me metí en una red criminal para limpiar su nombre.
Y que, para conseguir esa prueba, perdí un riñón y medio hígado.
Lástima que... ya no me queda mucho tiempo.