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Él Eligió a Otra,  Yo Elegí a Su Hermano

Él Eligió a Otra, Yo Elegí a Su Hermano

El día que Sofía Mendoza perdió a su bebé, Diego Villarreal andaba festejando que su primer amor había vuelto al país. Tres años entregándose y acompañándolo, y para él no había sido más que tener una empleada doméstica en casa. A Sofía se le rompió el corazón y decidió de una vez por todas que se iba a divorciar. Todos sus conocidos sabían que Sofía era de esas mujeres pegajosas, de las que no te puedes quitar de encima fácilmente. —Te apuesto que en un día Sofía ya va a estar de vuelta, suplicando como siempre. Diego respondió: —¿Un día? Eso es demasiado, yo le doy máximo medio día. Desde el momento en que se divorció, Sofía se prometió no mirar atrás jamás. Se propuso a construir una nueva vida, a retomar la carrera profesional que había dejado de lado, y también a conocer personas nuevas. Fueron pasando los días y Diego ya no volvió a ver ni rastro de Sofía en la casa. De repente, él se llenó de pánico. En un evento empresarial, por fin, la vio, rodeada de un montón de gente. Sin pensarlo dos veces, se lanzó hacia ella. —¡Sofía! ¿Cuándo vas a dejar de hacer drama? Alejandro Montoya, el hermano de Diego, apareció de la nada, protegiéndola, lo empujó para quitárselo de encima y le habló con una frialdad que daba miedo. —No te atrevas a tocar a tu cuñada. Diego nunca había querido de verdad a Sofía, pero para cuando se dio cuenta de que sí la amaba, ya no había espacio para él en la vida de ella.
Romance
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Señor Rodríguez, la señora declara que ya no dará marcha atrás

Señor Rodríguez, la señora declara que ya no dará marcha atrás

Durante cinco años, Santiago Rodríguez y Valeria Núñez vivieron juntos bajo un matrimonio por conveniencia. Incluso después de descubrir que él tenía una amante, ella decidió aguantar la situación con paciencia. Pero todo cambió cuando se dio cuenta de que el niño que había estado criando como suyo era, en realidad, fruto de la relación entre Santiago y su amante. En ese momento, entendió que su matrimonio había sido una farsa desde el primer día. La amante, actuando como si fuera la esposa legítima, se presentó en su casa con los documentos de divorcio que Santiago había redactado. Justo ese día, Valeria se enteró de su embarazo. Si su esposo había sido corrompido, ya no tenía sentido estar con él. Y si el niño era de la amante, entonces debía dejárselo. Valeria, terminando con el amor y las emociones, reveló su verdadera naturaleza y se enfocó en prosperar económicamente. Aquellas personas que la maltrataron anteriormente se iban a lamentar de sus acciones e iban a luchar entre sí para ganar su perdón. Los jóvenes ricos, que se burlaron de ella por ascender socialmente mediante un hombre, se arrepentían y le ofrecían grandes sumas de dinero buscando su amor. Y el pequeño que había sido influenciado por la otra mujer se lamentaba rogándole que fuera su mamá mientras lloraba. * A altas horas de la noche, Valeria atendió una llamada de un número desconocido. Por el auricular escuchó la voz de Santiago, era evidente que estaba borracho. —Valeria, no debes aceptar esa propuesta de matrimonio. En cuanto a los documentos de divorcio… No los he firmado.
Romance
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La pareja prohibida del alpha

La pareja prohibida del alpha

—Vete —ordené, orgullosa de que mi voz no sonara ni la mitad de temblorosa de lo que me sentía por dentro. —¿Eso es lo que realmente quieres, Keera? —preguntó en un susurro. Antes de que pudiera responder, tomó mi mano y la levantó lentamente, llevando mis dedos hasta su nariz. Los mismos dedos que habían estado dentro de mí hacía apenas unos minutos. Mi corazón golpeó con fuerza en mi pecho. No apartó los ojos de los míos mientras inhalaba el aroma de mi deseo, y luego llevó mis dedos a su boca, pasando su lengua por ellos y lamiéndolos con lentitud hasta dejarlos limpios. ⸻ Keera No deberían existir. Era imposible. Eran errores de la naturaleza. Eso fue lo primero que pensé de los hombres lobo. Y durante años creí tener razón, porque todos los que conocí no hicieron más que herirme. Especialmente él. Me sentí atraída hacia él desde el primer momento en que lo vi. Antes de darme cuenta de que me odiaba. No quería admitirlo, pero él fue quien reforzó mi odio hacia los hombres lobo. No tenía ninguna obligación de ayudarlos. Pero lo hice. Y vi cómo mi vida se desmoronaba. Crucé cada límite que alguna vez me impuse al involucrarme con él, hasta descubrir que era mi pareja destinada. ⸻ Grayson La odiaba antes incluso de conocerla en persona. Nuestra relación era prohibida. Los hombres lobo no podían emparejarse con humanos. Ni siquiera creía que fuera una posibilidad. Pero eso fue antes de ella. Descubrí que era mi alma gemela. Y en ese momento supe que no podía dejarla ir. No me importaba renunciar al título de Alfa si eso significaba estar con ella. Porque, le gustara o no, ella sentía lo mismo por mí.
Hombre lobo
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La Heredera Traicionada

La Heredera Traicionada

En mi vida pasada, mi hermano, solo porque su amante dijo que quería ver una lluvia de estrellas, se llevó a todos sus guardaespaldas y manejó hasta las afueras para armarle una noche bajo las estrellas. Ni se lo esperaba, pero los enemigos que mi hermano había jodido aprovecharon la oportunidad, y se metieron a la casa queriendo acabarnos por venganza. Mi madre luchó a muerte para protegerme, quedando fatalmente herida, debatiéndose entre la vida y la muerte. Llamé mil veces al celular de mi hermano, rogándole que se regresara cuanto antes para rescatarnos. Al final, no le quedó más remedio que regresar con sus guardaespaldas. Atraparon a los enemigos, pero de las afueras llegaron noticias horribles. La amante de mi hermano había dejado una carta de despedida, y no se sabía si seguía viva o no. En la carta me echaba la culpa a mí, decía que yo había alejado a mi hermano a propósito, y que por eso los enemigos la habían torturado, y al final se había suicidado. Mi hermano, bien frío, quemó su carta y me dijo que no le diera tantas vueltas. Después del incidente, culparon a mi hermano, y mi padre prometió dejarme a mí el manejo de la empresa familiar. Pero, después de que se acabó la cena de celebración, mi hermano me asesinó cruelmente en mi recámara. Con cara de nada, me dijo con frialdad: —Alguien tan malvada como tú ya debería haberse muerto hace mucho. ¡Tú eres la que debería estar muerta, y el derecho de heredar la familia también debería ser mío! Morí con los ojos abiertos, y, cuando «volví en mí», afuera de la mansión se oía cómo los enemigos forzaban la puerta.
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El Precio de la Traición

El Precio de la Traición

Estaba a punto de dar a luz cuando Liana, la ex de mi esposo, llegó a nuestra casa con la excusa de que solo se quedaría unos días. Cada vez que me veía, se llevaba la mano al pecho, como si el solo hecho de verme embarazada la hiciera sufrir. Bruno, mi esposo, estaba convencido de que yo estaba provocándola a propósito, solo por tener la barriga enorme. —Lia no se siente bien, no puede tener hijos. ¡Y tú sigues paseándote así, como si nada! ¡Se nota que necesitas una lección para que aprendas! Dicho esto, mandó que me encerraran en el viejo ático que llevaba años sin usarse, y ordenó que nadie me subiera comida. Lloré y le rogué que me dejara salir. Le expliqué que la última ecografía mostraba que los gemelos eran enormes, que el doctor había dicho que debía ir al hospital de inmediato. Pero, para él, eso fue como si le contara un chiste sin gracia. —Todavía faltan tres días. No me vengas con cuentos —me respondió sin una sola gota de compasión—. ¡Ve al ático y ponte a pensar en lo que hiciste! ¡Pagarás por estar molestando a Lia! Las contracciones eran tan brutales que, arañando la madera podrida, acabé arrancándome las uñas. Gritaba tan fuerte que me dolía la garganta, pero nadie acudió en mi auxilio. La sangre me cubría el cuerpo y empapaba todo el suelo. Uno de los bebés ya había salido, pero el otro se quedó atrapado en mi vientre, atorado en un baño de sangre. Tres días después, Bruno estaba sentado, tomando sopa y, como si nada, dijo: —Que Michelle me sirva más sopa y le pida perdón a Lia. Si lo hace, la llevaremos al hospital para que tenga a los niños. Nadie dijo nada. Porque la sangre que bajaba desde el ático ya había llegado hasta el segundo escalón.
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A Verdadeira Herdeira Me Deixou Infértil e Roubou o Marido

A Verdadeira Herdeira Me Deixou Infértil e Roubou o Marido

No dia em que descobri que eu era a falsa herdeira de uma família poderosa, a verdadeira herdeira invadiu minha casa e cravou várias facadas no meu ventre, tirando de mim a chance de ser mãe. Meu noivo explodiu de raiva ao saber disso, e meus pais declararam que nunca a reconheceriam como filha. Para me confortar, eles agiram rápido. Meu noivo me pediu em casamento no mesmo dia, e meus pais escreveram uma carta pública rompendo qualquer laço com ela, pedindo que eu focasse na minha recuperação. Depois, disseram que a verdadeira herdeira fugiu para o exterior e acabou sendo vendida para a Venezuela. "Colheu o que plantou", foi o que disseram. E eu acreditei. Seis anos após o casamento, porém, vi algo que jamais imaginei: a verdadeira herdeira, que deveria estar sofrendo em outro país, estava bem ali, na minha frente. Ela exibia uma barriga de grávida enquanto se apoiava no ombro do meu marido, suspirando: — Seis anos atrás, se eu não tivesse perdido a cabeça e cometido aquele erro, Valentina nunca teria tido a chance de se casar com você. Ainda bem que você e os meus pais ficaram do meu lado. Caso contrário, eu teria sido presa por causa daquela impostora. Aposto que ela nunca imaginou que eu estivesse vivendo bem debaixo do nariz dela todos esses anos. E agora, ainda estou esperando um filho seu! Quando eu der à luz, você arruma uma desculpa para adotar a criança, e aquela impostora vai passar o resto da vida cuidando do meu filho como uma babá. Obrigada por tudo, Bernardo. Ela o olhou com olhos cheios de amor e Bernardo Alves corou. — Não diga isso. Casar com ela foi a única forma de garantir que você pudesse continuar vivendo livremente de jeito limpo. Enquanto você estiver bem, tudo vale a pena para mim. — Respondeu Bernardo. O homem que eu acreditava ser meu grande amor estava me enganando desde o início. Bernardo nunca me amou. Meus pais só se importavam em proteger a filha de sangue legítima deles. Se era assim, eu não precisava mais deles. Nenhum deles!
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