Novel Habiburrahman El Shirazy

El día del control prenatal, mi esposo Emilio estaba ocupado en el trabajo, pero su amiga de la infancia, con quien llevaba años de coqueteo, Laura se ofreció a llevarme en auto. En el camino, de pronto giró el volante y el vehículo se estrelló de lleno contra la parte baja de un camión de carga; la carrocería quedó aplastada al instante. No llamé a mi esposo, que era médico de urgencias, sino que marqué al servicio de emergencias y esperé el rescate, solo porque, en mi vida anterior, lo primero que hice fue llamarlo para que me llevara al hospital. Al final, el bebé se salvó, pero Laura murió en el acto por la gran pérdida de sangre. Él decía que no me culpaba, que me recuperara tranquila, incluso me consiguió una habitación individual en el hospital. Pero el día del alta, me llevó a la tumba de Laura, allí, me clavó un cuchillo en el vientre; el bebé murió y yo quedé al borde de la muerte. Sus ojos estaban llenos de un odio encendido, y, ante mis súplicas, solo dijo con frialdad: —¡Si no hubieras girado el volante a propósito, Laura no habría muerto! ¡No creas que por fingir inocencia voy a creerte! Ojo por ojo: ¡quiero que la acompañes en la tumba! ¡El dolor que ella sufrió antes de morir, tú lo vivirás diez veces... cien veces más! Giró el cuchillo con fuerza, una y otra vez, atravesando mi cuerpo. La sangre salpicó sobre la lápida, tiñendo de rojo el nombre de Laura. Cuando abrí los ojos, estaba de vuelta en el lugar del accidente.

En la etapa terminal de mi insuficiencia renal, mi esposo le dio a mi hermana menor el único riñón que se adaptaba a mí. Rechacé la propuesta del médico de seguir esperando por otro riñón y me di de alta anticipadamente. Después de tanto dolor y desilusión, ya no tenía fuerzas para seguir luchando. Le entregué a mi hermana menor toda la fortuna que había construido durante estos años y, por fin, pude ver a mis padres sonreírme. Mi esposo quería cuidarla día y noche sin descanso. Pero yo solo no me enojé, sino que le aconsejé que fuera muy atento con ella. Incluso, cuando mi hijo dijo que quería que mi hermana fuera su mamá, también asentí sonriendo. Todo salió como ellos querían... entonces, ¿por qué ahora se arrepentían?

Los dos hermanos con los que estaba comprometida se enamoraron de la hija adoptiva de mi familia. Para ganar su cariño, me engañaron para que me rapara la cabeza y, acto seguido, me encerraron toda la noche en una pista de esquí. Por petición de mis padres, aguanté todo en silencio. Pero un día, mi hermana se cortó un dedo mientras pelaba frutas, por lo que ellos me obligaron a ir al hospital para donar dos litros de sangre. Lloré y supliqué, pero alegaron que ese era el castigo que merecía por haberla maltratado. Fue en ese momento que perdí toda esperanza… y me subí al carro del hermano mayor de ellos. Sin embargo, aquellos dos, que no dejaban de decir que querían cancelar el compromiso, terminaron llorando de arrepentimiento el día de mi boda.

En el noveno año de amar con Adrián Martínez, su padre falleció. La primera línea del testamento establecía que Adrián Martínez y Luna Fernández debían tener un hijo. Y el día en que el niño cumpliera un mes, sería también el día en que él heredaría la fortuna de su padre. Esto fue cuando los descubrí en nuestra cama, él mismo me lo explicó. Aquella noche, mientras encendía su cigarrillo después del acto, murmuró en voz baja: —Susana, espera un poco más. Cuando reciba la herencia, me casaré contigo. Desde entonces, cada vez que Adrián iba a reunirse con Luna en nuestra casa, colgaba una campanilla en la puerta. Desde la muerte de su padre hasta hoy, esa campanilla ha sonado noventa y nueve veces.

Mi novio fue diagnosticado con cáncer y necesitaba un trasplante de hígado. Cuando supe que yo era compatible, no dudé ni un segundo en aceptar la operación. Me extirparon dos tercios del hígado. El dolor era insoportable, pero en cuanto recuperé la conciencia, corrí a ver cómo estaba él. Frente a la puerta, escuché su conversación con un amigo. —Eres un genio, Javier. Nadie más podría idear una forma de venganza tan cabrona. Javier Morales soltó una risa burlona. —Si no fuera porque no quería armar tanto escándalo, hasta le habría quitado un riñón solo por diversión. —Por su culpa, Elena fracasó en el examen de ingreso a la universidad y tuvo que irse al extranjero. En un mes regresará, y en ese momento me despediré de Lucía para siempre.

"Her mom's a witch. Her dad's a demon.And she just wants to be ordinary.Being part of a demon raising is way less exciting than it sounds.Sydlynn Hayle's teen life couldn't be more complicated. Trying to please her coven is all a fantasy while the adventure of starting over in a new town and fending off a bully cheerleader who hates her are just the beginning of her troubles. What to do when delicious football hero Brad Peters--boyfriend of her cheer nemesis--shows interest? If only the darkly yummy witch, Quaid Moromond, didn't make it so difficult for her to focus on fitting in with the normal kids despite her paranormal, witchcraft laced home life. Forced to take on power she doesn't want to protect a coven who blames her for everything, only she can save her family's magic.If her family's distrust doesn't destroy her first.Hayle Coven Novels is created by Patti Larsen, an EGlobal Creative Publishing signed author."

Her name was Cathedra. Leave her last name blank, if you will. Where normal people would read, "And they lived happily ever after," at the end of every fairy tale story, she could see something else. Three different things. Three words: Lies, lies, lies. A picture that moves. And a plea: Please tell them the truth. All her life she dedicated herself to becoming a writer and telling the world what was being shown in that moving picture. To expose the lies in the fairy tales everyone in the world has come to know. No one believed her. No one ever did. She was branded as a liar, a freak with too much imagination, and an orphan who only told tall tales to get attention. She was shunned away by society. Loveless. Friendless. As she wrote "The End" to her novels that contained all she knew about the truth inside the fairy tale novels she wrote, she also decided to end her pathetic life and be free from all the burdens she had to bear alone. Instead of dying, she found herself blessed with a second life inside the fairy tale novels she wrote, and living the life she wished she had with the characters she considered as the only friends she had in the world she left behind. Cathedra was happy until she realized that an ominous presence lurks within her stories. One that wanted to kill her to silence the only one who knew the truth.

I was always different from my brothers; always more sensitive and perceptive. I never knew if this was a gift from the Goddess or not, but my brother, Alpha Kai, used my sixth sense to his advantage and that's what helped raise our pack to infamy. But in the end, it would be that sixth sense which led to my demise - dead before I could even face my mate and his betrayal. My soft heart led to my death, and my trusting nature helped the enemy get ahead with their plans. So here I am, sifting through my memories in the Other and watching my family as they continue to live their lives without me. All the while wishing I could be there with them. **** This is a companion novel to the Bratva Wolves Novels and is not a standalone. Do not read this book if you have not read The Bratva Wolves Collection first.

At the beginning of the story Prince Yamato is on a mission to defeat the rebels that terrorize the countryside. Local warlords led by Minamoto family, their representative Minamoto Yorimoto, plan to replace the ruling house Nakatomi with one of their choosing. The plans are set. Prince Yamato waits in the Midwinter Town. In the meantime, Fujiwara Fuhito has his own problems to deal with. Like in every other place in the country, bandits roam in his hold. A mysterious figure slowly walks through a mysterious forest. That figure is Kazuma, a man that runs from his past, try to live the present and hoping for a better future.

"After a messy break-up, police officer Matthew Haldon is fine living in his cabin out in the woods all by himself. He has his dogs to keep him company and his job to keep him busy. He never expects to find love again, especially not with the woman he finds stranded on the side of the road during a blizzard. When Matt realizes that Holly Cook has nowhere to go, he invites her to stay at his cabin for the night. Holly is dangerous, though: with her fiery red hair and her bubbly personality, she tempts Matt like no woman ever has. As the snowstorm rages outside, Matt and Holly share a night that neither will forget. Yet Holly’s past isn’t about to let her go—and now, neither is Matt. This title was previously published as Adore Me Ardently. It’s been rereleased with a brand-new look and with lightly edited content."