Después de renacer, dejé de obsesionarme con mi esposo.
Al renacer, decidí escribir el nombre de mi hermana en la solicitud de matrimonio.
Esta vez, le concedí a Lucas Delgado su deseo.
En esta vida, me adelanté: vestí a mi hermana con el traje de novia y le coloqué el anillo de compromiso.
Yo misma orquesté cada encuentro entre ellos.
Cuando él la llevó a Ciudad Esmeralda, sin dudarlo partí al sur para estudiar.
Porque en mi vida pasada, incluso a los cincuenta años, Lucas y nuestro hijo seguían rogándome que me divorciara. Así que cumplí su último deseo: que estuviera con ella.
Al volver a vivir, solo anhelé desplegar mis alas... libre de amor.