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Capítulo 4
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Protegida por el Alfa Verdadero Capítulo 9
Mi voz sonaba firme, controlada, pero cada palabra estaba calculada para herirlo.—Cuando dejabas que me humillara en las cenas de negocios, haciéndome beber hasta desmayarme, ¿dónde quedó tu consideración por lo que vivimos? Cuando decidiste engañarme con Bella, ¿dónde estaba tu respeto por todo lo nuestro?De pronto, a Ethan se le llenaron los ojos de lágrimas. Eran gotas gruesas que rodaron por sus mejillas y gotearon sobre su camisa arrugada.Aquel sujeto, antes tan lleno de vida y tan seguro de su encanto y sus planes, ahora se cubría la cara con las manos y lloraba como un niño.—Sé que me equivoqué, en serio que lo sé. Soy peor que un animal. ¡Ódiame!Su voz se quebró en las últimas palabras, convirtiéndose en llanto.Aparté la cara, no quería ver ese espectáculo. Hay algo muy perturbador en ver a alguien a quien alguna vez amaste reducido a ese estado, incluso cuando se lo tiene bien merecido.Como en un trance, recordé una recepción de negocios de hacía cinco años, una de las
Protegida por el Alfa Verdadero Capítulo 8
Cuando Ethan volvió a buscarme, caía la primera nevada del año. Los copos se posaban con suavidad en las ventanas de nuestra mansión, trazando intrincados dibujos en el cristal que Leo había estado observando fascinado toda la mañana.El timbre sonó mientras Marcus, Leo y yo armábamos una torre de bloques en la sala. Estábamos construyendo un castillo muy elaborado; Leo dirigía las operaciones como un pequeño general mientras Marcus y yo seguíamos sus exigencias arquitectónicas, cada vez más complejas.—¡Papi, la torre tiene que ser más alta!Leo acababa de anunciarlo cuando la campanilla resonó en toda la casa.A través del monitor de seguridad, montado discretamente junto a la chimenea, vi a Ethan de pie frente a nuestra reja. La alta definición de la cámara revelaba cada detalle de su aspecto demacrado.Era el mismo Ethan que siempre vestía impecablemente, incluso en sus días más pobres, el que planchaba sus camisas con un cuidado meticuloso aun cuando apenas le alcanzaba para comer
Protegida por el Alfa Verdadero Capítulo 7
Cuando estábamos por salir del hotel, el sonido lejano de las sirenas de la policía cubrió la noche, aumentando de intensidad a medida que se acercaban.El sonido retumbó en el vestíbulo, añadiendo una nota de mal presagio al ambiente ya desagradable.Varios oficiales entraron a paso veloz, el chasquido de sus botas pesadas resonando sobre el piso reluciente. El que iba al frente, un tipo de cara severa y sienes canosas, estaba a punto de hablar cuando el caos se desató.Thomas, al ver los uniformes y comprender que no podía escapar de la cárcel, sintió que la sangre se le subía a la cabeza. La realidad de perderlo todo, su trabajo, su libertad, su futuro, lo golpeó de pronto.Una furia desesperada se apoderó de su mirada. De pronto, tomó un cuchillo para fruta de la mesa del comedor más cercana. La hoja plateada reflejó la luz del candelabro mientras su cara se desfiguraba por una furia demencial.—¡Ustedes me orillaron a esto!Su voz fue un alarido mientras se abalanzó sobre Bella co
Protegida por el Alfa Verdadero Capítulo 6
El Gerente se desplomó en el suelo, su costoso traje ahora arrugado y manchado de sudor. Tenía los ojos rojos, desorbitados por el pánico que lo consumía.La magnitud de la declaración de Marcus comenzaba a calar: no solo su hotel, sino todos los negocios representados en esa sala perderían sus contratos con el territorio del norte. Millones y millones en pérdidas, todo por la estupidez de un empleado.Enloqueció. Se levantó de un salto y comenzó a patear a Thomas con furia, con sus zapatos de cuero. Cada patada resonaba con un golpe fuerte y desagradable contra las costillas y la espalda de Thomas.—¡Eres una basura inútil! ¿¡Sabes a quién ofendiste!? ¡El hotel está acabado! ¡Mi trabajo está acabado! ¡Arruinaste mi vida!Su voz se quebró, histérica, mientras la saliva salía disparada de su boca al continuar con el ataque. Años de reputación, destruidos en minutos. Thomas estaba arrodillado en el suelo, con la cara pálida como la de un muerto. Un hilo de sangre escurría por la comisur
Protegida por el Alfa Verdadero Capítulo 5
—Ella jamás diría algo así.Intervino Marcus, y su voz, tajante, silenció la afirmación desesperada de Ethan. Pasó a Leo a un solo brazo con destreza y me rodeó la cintura con el otro, atrayéndome hacia él. Su tacto era posesivo y protector, dejando claro a todos a quién pertenecía.Mirando a Ethan con dureza, la voz de Marcus sonó con una certeza absoluta. Su declaración me provocó un escalofrío. Incluso después de tanto tiempo juntos, Marcus todavía tenía ese efecto en mí: me hacía sentir adorada, deseada, suya.—La única persona que amará en esta vida soy yo.Tras decir eso, se inclinó para besarme, con intenciones claras. Pero se detuvo, y su cuerpo se tensó. Me tomó de la mano izquierda, y sus ojos se enrojecieron, encendidos por una furia que rara vez le había visto.—¿Dónde está tu anillo?Fue hasta ese momento que recordé que aún no me lo habían devuelto. Con todo el caos y la confrontación, lo había olvidado. Levanté la mirada y vi a Bella retrocediendo sigilosamente a lo lejo
Protegida por el Alfa Verdadero Capítulo 4
Él avanzó rápido, y cada uno de sus pasos resonaba con autoridad. Cuando vio mi cabello revuelto y mis rodillas rojas por haber estado sometida en el suelo, su expresión se volvió aterradora.La atmósfera en la sala se tensó hasta volverse casi irrespirable. Se quitó el saco con movimientos rápidos y precisos y lo colocó sobre mis hombros. La tela aún conservaba su calor y ese conocido aroma a cedro que siempre me hacía sentir segura.Leo también aprovechó para soltarse del agarre de Bella y, con su pequeño cuerpo temblando, se lanzó desconsolado a los brazos de Marcus.—¡Papi, me duele!Se me detuvo el corazón al ver la cara de mi hijo cubierta de lágrimas. Las marcas rojas de las uñas de Bella eran visibles en su delicada piel.Marcus fulminó a Bella con la mirada, provocando que ella palideciera y se escondiera detrás de Ethan. La multitud que momentos antes se mostraba tan desafiante ahora se pegaba a las paredes, como si intentara volverse invisible.—¿A-Alfa Marcus?La voz de Eth
