Hola Ex, Ahora Soy tu Madrastra
En vísperas de la boda, la noticia de que la amante del prometido había dado a luz se volvió un escándalo.
Julian Espinoza no esperó a que yo lo confrontara y habló con indiferencia.
—No fue más que un accidente. Tú encárgate primero de la fiesta de compromiso.
—Además, tu papá está en fase terminal de cáncer de estómago. Cancelar la alianza ahora no le conviene a ninguna de las dos familias.
Esa misma noche faltó a la cena de compromiso, pero en sus redes sociales subió la foto de un bebé envuelto en mantas.
Cuando marqué una videollamada, apareció dándole de comer con un biberón al recién nacido.
—Últimamente estoy cuidando al niño y no tengo tiempo para ti. Ya sabes, en mi familia solo queda una rama masculina, el hijo es prioridad.
Limpió la leche de la comisura de los labios del bebé y añadió:
—Pero tranquila, cuando cumpla el mes lo mando a Inglaterra. En las fiestas importantes basta con que te muestres como si fueras su madre. El lugar de señora de la familia Espinoza siempre será tuyo.
Yo me quedé mirando el anillo en su dedo anular, idéntico al mío, y solté una risa.
—Este compromiso queda anulado.
Él bufó con frialdad:
—Armas tanto escándalo por una tontería. No seas tan caprichosa.
Colgué de golpe la videollamada y marqué al número privado de su padre.
—Dicen que anda buscando nueva esposa, ¿por qué no me considera a mí?
Acariciando mi vientre, solté una risa baja:
—Después de todo, tengo facilidad para embarazarme; los hijos que usted quiera, se los puedo dar.
Qué soledad la de una familia con un solo heredero. Yo misma le daré varios hermanos para que al menos haya ruido en la casa.