Después del divorcio, mi esposo distante perdió el control
Un año después de casarnos, Benito Cruz, de la nada, perdió el interés por las mujeres. Se pasaba los días encerrado en la casa, mandó construir un oratorio y no soltaba el rosario ni para dormir.
Por más que intentara provocarlo, Benito seguía distante y frío. Nada en mí lograba encenderle el deseo.
Hasta que una noche, de pie frente a la puerta del baño, lo vi con mis propios ojos... desahogándose frente a la foto de otra mujer.
En ese momento entendí que Benito sí sabía amar, pero a mí no.
Con un engaño conseguí que firmara el divorcio y me esfumé de su vida.
Tiempo después supe que me había buscado como loco, sin encontrarme.
Nos volvimos a ver en la boda de su tío. Yo llevaba un vestido blanco y él, con la mirada enrojecida, se quedó helado al descubrir que ahora era la esposa de su tío.