Amante En La Sombra
Pasé tres años enamorada de Santiago Mendoza, el mejor amigo de mi hermano. Él jamás quiso hacer pública nuestra relación.
Pero nunca dudé de su amor. Después de todo, tras haber estado con 99 mujeres, desde que estaba conmigo ni siquiera miraba a otras.
Incluso si solo era un simple resfriado, él dejaba proyectos de millones de dólares en el acto y volaba a casa para cuidarme.
Llegó mi cumpleaños. Feliz, me preparaba para contarle a Santiago que estaba embarazada.
Pero por primera vez, se olvidó por completo de mi cumpleaños y desapareció sin dejar rastro.
La sirviente me dijo que había ido al aeropuerto a recibir a alguien muy importante.
Me dirigí al aeropuerto. Allí lo vi, con un ramo de flores en las manos y el rostro tenso, esperando a una joven.
Una joven que se parecía mucho a mí.
Más tarde, mi hermano me contó que ella era el primer amor que Santiago nunca podría olvidar.
Santiago se enfrentó a sus padres por ella, y cuando ella lo dejó, perdió la cabeza y buscó 99 parecidas para sobrellevar el dolor.
Mi hermano lo dijo con admiración, conmovido por lo profundo que podía ser Santiago.
Lo que no sabía era que su propia hermana era solo una más entre esas sombras del pasado.
Los observé a los dos durante un largo, largo rato. Luego, di media vuelta y volví al hospital.
—Doctor, no quiero tener a este bebé.