Reckless Renegades La Historia De Goof Y Silvy

"I don't care if you're a spoiled heir or a pawn in his twisted game—tonight, I will decide my fate!" AMIRIAM roars as her world collides with danger, desire, and scandal. In a sprawling mansion where wealth hides dark secrets, the fierce and determined AMIRIAM, a devoted nanny to sweet little JAMES, finds herself entangled in a torrid affair with the enigmatic LUKE ODEN. Torn between loyalty and lust, LUKE battles the oppressive expectations of his domineering father, JACKSON ODEN, whose ironclad control over his inheritance fuels a legacy of broken hearts. In searing, shock-filled exchanges—like LUKE's biting retort, "You want to see me stripped bare, not just physically but for who I truly am?"—the story exposes a raw vulnerability beneath the veneer of high-society indulgence. Family ties further complicate the passion: the ever-watchful AMA, the supportive yet embattled CHRISTIANA and RITA, and even FRANK and OSSIAN PETE, whose past romances and betrayals echo through every heated encounter. Meanwhile, the seductive STACY enters the fray, her allure both a promise and a threat, challenging every boundary in this forbidden game of love and money. Hot, sweet, and unapologetically scandalous, Reckless Desires: The Oden Legacy is a searing tale of passion, power, and betrayal—a world where every whispered secret and incendiary dialogue has the potential to shatter lives and redefine destiny.

The dead don't lie. At Nocturne Prep, everyone else does. Where Alpha heirs and supernatural elites sharpen their claws before ruling the world, accidents don't happen. So when Luna heiress Seraphina Vale plunges to her death, no one dares question it. Not at this school. Rae Vale spent her life hidden as an Alpha's omega bastard daughter. Now she's dragged from obscurity to replace her dead half-sister. Wearing Seraphina's crest, sleeping in her bed, drowning in vicious whispers. She's a fraud with a target on her back. To Professor Cassian Rhys, she is the reincarnation of his first love and his second-chance mate. To Luca Ashborne, the untamed Alpha prince with cruel games and an iron will, she’s a threat. To Kieran Duskmoor, the elusive bloodborn who wears apathy like armor, she’s pure fascination. These boys rule the academy. They want to unravel her or bury her. But Rae isn't here to play nice. Not when Seraphina's death was murder. Someone wants to finish what they started when Rae starts to get too close to the truth, and Rae refuses to be next. At Nocturne Prep, loyalty is rare, power is everything, and love might be the deadliest weapon of all.

El día que se cumplían tres años del matrimonio de Camila y Lucas, él invitó a todos sus amigos para celebrarlo. Pero, cuando ella llegó al lugar, lo vio de rodillas, proponiéndole matrimonio a Renata, su amiga de la infancia. Camila lo confrontó con la voz contenida, pero él, con fastidio, simplemente dijo que era parte de un juego de «verdad o reto». No fue sino hasta que, por proteger a Renata, Lucas empujó a Camila por las escaleras, provocándole un aborto, que ella finalmente despertó del engaño. Ella le había dicho que le daría cinco oportunidades. Y ahora… las cinco se habían acabado. —Lucas, quiero el divorcio.

One reckless night. One stranger’s bed. One marriage certificate she never meant to sign. Tessa Hayes only wanted to forget her cheating ex for a few hours. Instead, she wakes up hungover, sore, and tied by law to Owen Carter — the cold, infuriatingly gorgeous billionaire CEO every woman wants but none can tame. Owen doesn’t want an annulment. He wants a wife. For one year, Tessa will play the role: smile for the cameras, survive his controlling family, and help him secure the biggest deal of his career. In return, he’ll give her more than she ever dreamed of. But fake kisses spark real flames. And when jealous exes, a ruthless rival, and a leaked marriage contract threaten to expose their secret, Tessa realizes she's in, deeper than she ever planned. Because falling for her accidental husband? That was never part of the deal.

El día que celebrábamos nuestro tercer aniversario de bodas, Camila Estévez —enamorada de mi esposo desde hacía tres años— decidió proclamar su amor por él en Facebook.

El día del control prenatal, mi esposo Emilio estaba ocupado en el trabajo, pero su amiga de la infancia, con quien llevaba años de coqueteo, Laura se ofreció a llevarme en auto. En el camino, de pronto giró el volante y el vehículo se estrelló de lleno contra la parte baja de un camión de carga; la carrocería quedó aplastada al instante. No llamé a mi esposo, que era médico de urgencias, sino que marqué al servicio de emergencias y esperé el rescate, solo porque, en mi vida anterior, lo primero que hice fue llamarlo para que me llevara al hospital. Al final, el bebé se salvó, pero Laura murió en el acto por la gran pérdida de sangre. Él decía que no me culpaba, que me recuperara tranquila, incluso me consiguió una habitación individual en el hospital. Pero el día del alta, me llevó a la tumba de Laura, allí, me clavó un cuchillo en el vientre; el bebé murió y yo quedé al borde de la muerte. Sus ojos estaban llenos de un odio encendido, y, ante mis súplicas, solo dijo con frialdad: —¡Si no hubieras girado el volante a propósito, Laura no habría muerto! ¡No creas que por fingir inocencia voy a creerte! Ojo por ojo: ¡quiero que la acompañes en la tumba! ¡El dolor que ella sufrió antes de morir, tú lo vivirás diez veces... cien veces más! Giró el cuchillo con fuerza, una y otra vez, atravesando mi cuerpo. La sangre salpicó sobre la lápida, tiñendo de rojo el nombre de Laura. Cuando abrí los ojos, estaba de vuelta en el lugar del accidente.

Los dos hermanos con los que estaba comprometida se enamoraron de la hija adoptiva de mi familia. Para ganar su cariño, me engañaron para que me rapara la cabeza y, acto seguido, me encerraron toda la noche en una pista de esquí. Por petición de mis padres, aguanté todo en silencio. Pero un día, mi hermana se cortó un dedo mientras pelaba frutas, por lo que ellos me obligaron a ir al hospital para donar dos litros de sangre. Lloré y supliqué, pero alegaron que ese era el castigo que merecía por haberla maltratado. Fue en ese momento que perdí toda esperanza… y me subí al carro del hermano mayor de ellos. Sin embargo, aquellos dos, que no dejaban de decir que querían cancelar el compromiso, terminaron llorando de arrepentimiento el día de mi boda.

“You're a long way from safe, Miss Allard,” he whispers, his fingers tracing the strap of my bra until I shiver. "If you want to turn around, I’d suggest you do so now.” I stare up at him, watching as his dilated grey eyes dip to my cleavage. “Where will I go, Mr. Sinclair?” I ask, pulling him closer until our lips are inches apart. “Where can I go that you won’t find me?” **** 24 year old Ava Jade Allard has a few problems, but like most issues, there’s nothing a little money can't fix. So when Ava attends an art show to sell a few of her paintings to some of the richest, high-society members of New York, she’s sure she can kill two birds with one very rich stone. In and out, just like she hoped. But New York seems set on eating Ava whole, and as one mess leads to another, she finds herself in the arms of Billionaire Leonel Sinclair, a ruthless CEO who is still dealing with the consequences of a scandal he was entangled in 4 years ago. Now more desperate than when she started, Ava reluctantly turns to this stone-cold, terrifying, but somehow insanely hot Billionaire to help her set right what was wronged 4 years ago, while somehow doing the same for him, and with one contract marriage, Ava signs away her single status, anonymity and possibly her soul. Will this contract fix the manytraumatic wrongs of her past, or will Ava crumble under the weight of her grey-eyed, stoic CEO, whom she seems less and less able to keep her body and heart away from with each passing day? What happens when Ava agrees to these reckless vows and emerges as the Billionaire’s Bride?

Tras la quiebra de mi familia, mi prometido, Javier Martínez, rompió el compromiso sin titubear y eligió a Lucía Giménez. Fue Pablo Romero quien saldó mis deudas, se hizo cargo del funeral de mi padre y me sacó del incendio en el que se había convertido mi vida. Durante los siguientes tres años, se quedó a mi lado. Justo cuando creí haber encontrado la redención, en la víspera de nuestra boda lo escuché conversar con su mejor amigo: —¿De verdad piensas casarte con Daniela? ¿No te da miedo que algún día se entere de que la muerte de su padre y la ruina de su familia fueron cosa tuya? —Lucía ya se casó con Javier. Me caso con Daniela y ya. Y si algún día lo descubre, ¿ qué? Yo pagué sus deudas, yo enterré a su padre. Con eso ya cumplí con ella. Ahí entendí que Pablo también me había mentido. De principio a fin, la única que se lo había creído todo había sido yo.

Mi hijo me pidió algo que no podía darle. —Solo tres oportunidades, mamá —susurró—. Si después de eso realmente no nos ama... nos iremos para siempre. Estaba hablando de su padre, Giovanni Romano, el heredero de un imperio mafioso y mi esposo solo de nombre. Él nunca nombró a mi hijo como suyo y no me dijo que me amaba ni una sola vez. En la primera oportunidad, a Giovanni le falló la memoria, en la segunda, mintió y en la tercera... rompió algo que ninguna disculpa podía arreglar. Así que empacamos nuestras maletas, tomé la mano de mi hijo y nos fuimos. Sin lágrimas ni despedidas, solo en silencio. La noche en que nuestro avión despegó, mi teléfono vibró. “Espera”, decía su mensaje. “Regresaré a casa”. Pero ya mi casa no estaba donde él estaba, sino donde mi hijo finalmente pudiera dormir sin llorar. Porque algunas promesas no se rompen, se destruyen, y algunas madres se cansan de esperar.