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La Decimoctava Traición, Enterré Mi Corazón

La Decimoctava Traición, Enterré Mi Corazón

Cuando mi novio piloto canceló por decimoctava vez nuestra boda, me cansé. La primera vez, dejó todo porque su alumna tuvo la regla y corrió a comprarle té de jengibre con azúcar moreno. La segunda, su alumna falló en una misión; él solo dijo que estaba de mal humor y me convirtió en el hazmerreír de todos en el banquete. En tres años de relación, siempre que ella tenía un problema, él me dejaba plantada sin pensarlo dos veces. Al fin, comprendí: quizá en su corazón yo nunca importé. Así que compré un billete a París y decidí viajar sola por el mundo. De esta forma, ya nadie volvería a abandonarme.
Short Story · Romance
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Plantada en el Registro Civil

Plantada en el Registro Civil

La séptima vez que Sofía quedó con Leonardo para ir a firmar el acta de matrimonio, él volvió a dejarla plantada. Cuando ya iba a marcarle para preguntarle dónde estaba, se topó por casualidad con un TikTok de la amiga de la infancia de él. "Hoy celebramos 999 días de casados con mi amado esposo, desde el pasado hasta el futuro, siempre serás tú." En la foto, justo en el centro del librito rojo del matrimonio, aparecía bien claro el nombre de Leonardo Díaz en la parte de esposo. Y la fecha de matrimonio era el 20 de mayo de hace tres años. Así que esta era la verdadera razón por la que él nunca apareció en esas siete citas para casarse. Él ya era el esposo de otra.
Short Story · Romance
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A Un Paso Del Altar, Mi Novio De Siete Años Se Rajó

A Un Paso Del Altar, Mi Novio De Siete Años Se Rajó

Llevaba siete años con Santiago, y aun así él no quería casarse conmigo. —Santiago, estoy lista para casarme —le dije un día con calma. Él frunció el ceño con indiferencia, como si ni siquiera hubiera escuchado bien mis palabras. —Joana, la empresa está a punto de salir a bolsa, estoy tan ocupado que no pienso perder tiempo en un tema tan irrelevante. Sonreí con tranquilidad. Tal vez, en sus ojos, aquello era solo un intento desesperado de presionarlo para que me propusiera matrimonio. Pero lo cierto es que, esta vez, sí me iba a casar… Pero el novio no sería él.
Short Story · Romance
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El Adiós Definitivo

El Adiós Definitivo

Mi prometido, Victor Blackwood, es el Don de la mafia que controla el bajo mundo de todo el país con mano de hierro. Para los demás, él es la personificación del poder. Pero para mí… era el amor hecho hombre. Nunca imaginé el precio de amar a un hombre como él. En el Día de San Valentín preparé sus comidas favoritas y lo esperé en casa. Sin embargo, las horas pasaron, el vino se enfrió… y su silla seguía vacía. Con un mal presentimiento, abrí la red social de Queenie Stone, su «hermana adoptiva», quien había publicado: «Solo bastó que le dijera que me sentía sola… para que viniera enseguida. Incluso, aunque derramé vino sobre él, no se enojó. Victor siempre ha sido así… La familia para él es lo primero, aunque eso signifique dejar a su novia esperando. Nunca me falla. Ojalá nada cambie». En la foto, la camisa de Victor estaba empapada a la altura de la cintura, y el pañuelo de Queenie descansaba de manera peligrosa cerca de su entrepierna… Él ni siquiera se había apartado… sino que solo la miraba con ternura. No hice ningún escándalo. Solo le di «me gusta» a su publicación y luego le envié un simple mensaje: «Terminamos.» Pero como siempre… lo ignoró. Después supe que, al ver mi mensaje, él se limitó a comentar: —Vivienne no puede vivir sin mí. Solo está haciendo un berrinche. Si la ignoro un par de días, volverá arrastrándose. Es fácil de contentar. Lo que él no sabía… era que yo solo era fácil porque lo amaba. Pero ahora que decidí irme, no hay vuelta atrás… No importa lo que haga.
Short Story · Mafia
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Cenizas de un amor roto

Cenizas de un amor roto

Mi hermana y yo somos gemelas, y ambas sufrimos de una enfermedad renal muy grave. Después de mucho tiempo, por fin había dos riñones disponibles para nosotras, y los médicos decidieron que nos tocaba uno a cada una. Sin embargo, mi hermana se desplomó en los brazos del hombre con el que yo me iba a casar, llorando, quería los dos riñones para ella sola. Yo me negué, pero ese hombre me encerró en un cuarto, permitiendo que mi hermana se sometiera a la operación de trasplante y se quedara con los dos riñones. Él presionó mi frente con firmeza y me advirtió: —Tu enfermedad no es tan grave como la de tu hermana. Ella solo quiere vivir como una persona normal. ¿Por qué eres tan egoísta? ¿No puedes esperar otro riñón? Pero él no sabe que realmente no puedo, porque estoy a punto de morir.
Short Story · Romance
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Mi Boda Se Retrasó Ocho Veces y al Final Lo Dejé

Mi Boda Se Retrasó Ocho Veces y al Final Lo Dejé

Con solo mencionar los preparativos de la boda, el primer amor de mi prometido salió corriendo en llanto. Luis Enrique me abofeteó con tal fuerza que caí al suelo, mirándome con odio puro: —¿Tan desesperada estás por casarte, Gabriela? ¿Tan patética que necesitas forzarme a esto?¡Posponemos la boda otra vez! Me llevé la mano a la mejilla ardiente, pero ni siquiera latió más rápido mi corazón. Con esta, ya eran ocho postergaciones. De los 28 a los 30 años, esperé en vano una respuesta. Esta vez, hice las maletas en silencio para salir. Al fin entendí: este matrimonio nunca debió existir.
Short Story · Romance
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El Magnate y Su EX de las Cien Casas

El Magnate y Su EX de las Cien Casas

¿Hasta dónde puede llegar alguien con dinero? Mi esposo tenía tanto que, en Bruma, le decían Medio Bruma, ya que casi la mitad de la ciudad es suya. Llevábamos cinco años casados; cada vez que se iba a acompañar a su amor de toda la vida, me traspasaba una casa. Cuando a mi nombre ya había noventa y nueve, él notó que yo había cambiado. Ya no lloré ni supliqué, simplemente me limité a escoger la mejor mansión de la ciudad, preparé la escritura y esperé a que él la firmara. Cuando lo hizo, su voz se le ablandó al prometer: —Cuando regrese, te llevaré a ver los fuegos artificiales. Guardé los papeles y asentí. Lo único que no le conté fue que: lo que acababa de firmar esa vez no era una casa más, sino… nuestro acuerdo de divorcio.
Short Story · Romance
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Mentiras en el corazón de un mafioso

Mentiras en el corazón de un mafioso

Aquel día, en nuestro quinto aniversario de boda, recibí una llamada. Era el encargado del fondo familiar: le avisaba que una de las piezas almacenadas estaba por vencer y debía retirarla cuanto antes. Mi esposo, Mateo Fuentes, también conocido como el jefe de la mafia, estaba tan ocupado que ni siquiera se tomó un minuto para pensarlo. Así que decidí ir yo a recoger la caja. Dentro encontré un rollo de película antigua. El responsable me advirtió que, si no la revelaba pronto, el material se estropearía con el tiempo. Cuando por fin la revelé, cada fotografía mostraba a Mateo con Elsa Lara, su primer amor, sonriendo de una forma tan dulce que me dejó sin aliento. Y en todos sus álbumes, ni una sola foto mía. De repente, la puerta de la oficina se abrió de golpe. Mateo entró alterado, visiblemente molesto, y preguntó con impaciencia: —¿Anita Silva, estás revisando mi privacidad? Lo miré con calma. No grité, no pregunté nada. Solo dije: —Divorcémonos. Su expresión se endureció. Sin decir una palabra, tomó las fotos y las metió en la trituradora. Cuando el ruido cesó, se giró hacia mí y soltó: —Ya las destruí. ¿Y aun así quieres divorciarte? Una sonrisa amarga se me escapó. —Sí.
Short Story · Mafia
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En esta vida no tengo corazón para amar

En esta vida no tengo corazón para amar

La infancia de Adrián Rivas estuvo marcada por su primer amor. Pero cuando ella murió, él me odió durante diez largos años. Al día siguiente de nuestra boda, pidió ser enviado a una misión en la frontera. Durante una década le escribí incontables cartas, intentando acercarme una y otra vez… pero su respuesta siempre era la misma: —Si de verdad te sientes culpable… entonces muérete pronto. Hasta que un día fui secuestrada. Y él, solo y sin refuerzos, irrumpió en el escondite de los criminales para salvarme, recibiendo varias balas por mí. Antes de morir, con sus últimas fuerzas, me apartó bruscamente la mano y dijo: —Lo que más me arrepiento en esta vida… es haberte tomado por esposa. Si existiera otra vida… te ruego, no vuelvas a buscarme. En el funeral, la madre de Adrián lloraba de arrepentimiento. —Hijo mío, ha sido culpa mía… yo no debí obligarte. Su padre, lleno de odio, me gritó entre lágrimas: —Mataste a Clara, y ahora también a mi hijo. ¡Eres una desgraciada! ¿Porqué no te mueres tú también? Incluso el comandante, que insistió para que nos casáramos, bajó la cabeza con remordimiento. —Fue mi error, no debí separar a dos enamorados… Le fallé al camarada Adrián. Todos lamentaban la muerte de Adrián, incluyéndome a mí. Esa misma noche, fui expulsada del ejército y quedé sin ningún rumbo. En medio de la nada, en un campo solitario, bebí veneno y morí. Pero al abrir los ojos otra vez… regresé al día antes de nuestra boda. Esta vez, decidí cumplirles el deseo a todos.
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52 Veces Despedida

52 Veces Despedida

Después de cinco años de relación, mi novio, abogado, canceló nuestra boda… ¡52 veces! La primera vez, me dejó plantada en la playa porque su pasante —una joven que trabajaba con él en el bufete— cometió un error llenando unos formularios, y él volvió corriendo a la oficina. La segunda, justo cuando estábamos por casarnos, se enteró de que otro abogado estaba haciendo pasar un mal rato a la misma pasante y se fue a «ayudarla», dejándome sola ante las risas de todos los invitados. Desde entonces, no importaba cuándo planeáramos la boda, ella siempre tenía un nuevo problema urgente que lo requería. Hasta que un día, me harté. Con el corazón roto pero la frente en alto, decidí terminar con todo. Y ese día que me fui de Santa Lucía del Valle… Él se volvió loco, buscándome por toda la ciudad.
Short Story · Romance
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