Bajo las Luces del Atardecer
Cuando llegó el momento de intercambiar los anillos en la boda, mi prometido apenas podía pronunciar el «sí, quiero».
Todo porque un antiguo amor había publicado que volvía a estar soltera justo una hora antes.
La foto que acompañaba el anuncio era la de un boleto de avión. Su llegada estaba prevista para dentro de una hora.
De pronto, mi hermano se adelantó y, sin más, anunció frente a todos que la boda se pospondría.
Los dos, bien organizados, me dejaron plantada ahí, en medio de todas las miradas, convirtiéndome en la burla de todos.
Yo me mantuve tranquila, mientras veía cómo la exnovia de mi prometido actualizaba su Instagram.
En la foto aparecían mi hermano y él, junto a ella, dándole todo lo que se suponía que era para mí.
Sonreí con tristeza, respiré hondo, y marqué el número de mis verdaderos padres.
—Papá, mamá —dije—, estoy lista para volver a casa… y aceptar el compromiso con la familia Moulin.