Juan Crisostomo Ibarra Y Magsalin

Gadis mana yang tak akan bahagia jika memiliki seorang pacar atau kekasih yang tampan, kaya dan mapan. Seorang kekasih yang akan memberikan apapun yang kita mau dan kita inginkan. Tak hanya barang-barang branded dan limited edition tapi juga bisa mengabulkan keinginan kita saat ingin berlibur kemana saja. Jangankan hanya mengelilingi dalam negeri, mengelilingi dunia pun bisa. Tentunya banyak gadis yang akan merasa senang dan bahagia jika bisa memiliki pacar yang nyaris sempurna seperti itu. Nyatanya, semua itu tak berlaku bagi Gladys Nathania Mahestri, seorang mahasiswi kedokteran tingkat akhir di salah satu perguruan tinggi ternama di Jakarta. Gladys justeru sering merasa merana dan makan hati karena kekasihnya. Bukan karena kekasihnya tidak tampan dan kaya atau mapan. Bukan karena itu. Sungguh, Gladys bukannya tidak mau bersyukur memiliki kekasih seperti Alfandra Shaquille Bimantara yang kadar ketampanan dan kekayaannya di atas rata-rata. Lalu, apakah yang menyebabkan Gladys sering merana dan makan hati karena sang kekasih? Berhasilkah apa yang diharapkan oleh Gladys dari sang kekasih? Ikuti kisah perjalanan cinta Gladys yang penuh liku hanya di Goodnovel.

She is a well-accomplished woman, one who has received the greatest respect among her friends, family, and colleagues. She almost has everything, the only regret she had was getting a one-night stand with someone named Juan. He is an average man who's contented with anything he has. A playful man where "commitment" is not in his vocabulary. His proudest decision was running away from the mistake he made one hot night in room 4201. This is a story about a faithful encounter between two people with completely opposite personalities. Watch how our Theressa Cruz catch our cunning Juanjo Manolo --- WARNING: This is story not suitable for children. The story will include appropriate words and scenes not recommended for kids. You have been warned. Thank you!

Alessia Ardelia tak pernah menyangka, hidup yang sederhana dan penuh luka justru membawanya ke dalam dunia yang paling ditakutinya, dunia mafia. Hanya dalam satu malam, ia dipaksa mengenakan gaun pengantin, dinikahkan dengan pria asing yang bahkan namanya baru ia dengar. Pria itu adalah Drazhan Alvaro. Don muda yang namanya digemakan dengan rasa gentar, pewaris kerajaan mafia yang dingin, kejam, dan tak pernah gagal menundukkan lawan. Namun pernikahan itu bukanlah tentang cinta. Bagi Drazhan, itu hanyalah formalitas, sekadar jalan untuk mengamankan kekuasaan dan mempertahankan posisinya. Sementara di balik semua itu, ada seorang wanita lain, Seraphine Morelli yang menjadi alasan sesungguhnya mengapa ia rela menyeret Alessia ke dalam ikatan pernikahan tanpa hati. Bagi Alessia, pernikahan itu adalah belenggu. Sebuah penjara tanpa jeruji, di mana setiap tatapan tajam sang Don adalah ancaman sekaligus misteri. Ia ingin bebas, tapi semakin ia berusaha menjauh, semakin kuat ikatan takdir menariknya kembali pada pria itu. Dalam pusaran pengkhianatan, darah, dan cinta yang terlarang, bisakah Alessia menemukan jalannya? Ataukah ia akan selamanya terperangkap dalam belenggu cinta sang Don Juan? cinta yang bisa menghancurkan, atau justru menyelamatkan?

Setelah melewati serangkaian tragedi dalam hubungan ‘toxic’ dan abusif yang nyaris merenggut nyawanya, Trisha Geraldyn kembali mencari jati dirinya. Dengan kemampuan istimewa membaca batin yang sempat hilang selama masa keterpurukannya, Trisha pun menuju petualangan baru yang sangat menantang. Namun, di dalam prosesnya, dia bertemu Desmond Zachery, seorang pengusaha yang kejam di siang hari, lelaki hidung belang di malam hari. Bagaimana kisah cinta keduanya?

Kalandra, nama yang begitu sempurna untuk sosok laki-laki yang memiliki wajah super imut. Anak bungsu dari tiga bersaudara. Kisah cintanya tak seindah dalam drama Korea. Banyak hal yang harus Kalandra lalui, termasuk cita-cita menjadi seorang pemenang di hati semua orang. Namun, redup cahayanya seperti lentera, dia harus berjuang untuk melupakan masa Lalu yang hampir merenggut segalanya. Apakah Kalandra mampu menjalani semuanya?

Cada vez que mi esposo me era infiel, me regalaba un brazalete de esmeralda. En cuatro años de matrimonio, reuní noventa y nueve brazalete. Lo perdoné tantas veces. Esta vez se fue de viaje tres días. Al volver, me trajo una con esmeraldas AAAA, valuado en millones. Entonces lo supe: era hora de pedir el divorcio.

Mi hija Sofí era una pianista muy reconocida. El día de la final, alguien la encerró en el baño y, confundida, perdió la oportunidad de ganar el campeonato. Revisé las cámaras, descubrí a la culpable y me preparé para denunciar esa trampa. Pero mi esposo Andrés, me detuvo con firmeza. —Es solo una travesura de niños. Si insistes en denunciar a la hermana de Isabel, haré que Sofía ni siquiera obtenga el segundo premio. Temblé de rabia. ¡No podía creer que Andrés fuera capaz de humillar así a su propia hija solo por proteger a la hermana de su secretaria! En ese momento, Sofía me tomó de la mano, aguantando las lágrimas. —Mamá, ya no quiero el campeonato. Y tampoco quiero a papá. Apreté su mano con fuerza. —Está bien. Si tú no lo quieres a él, yo tampoco lo quiero.

Mi amiga, Sofía Santos, la misma que siempre juró que jamás se casaría, me acompañó a la clínica el día de mi inseminación artificial. Pero justo cuando estaba por elegir la muestra de esperma... ¡me la robó! En ese instante lo entendí: ella también había vuelto a vivir. En mi vida anterior, yo solo quería tener un hijo mestizo, así que decidí hacerlo por mi cuenta. Recuerdo que Sofía se burlaba de mí, diciéndome que era una tonta por querer tener un hijo de un desconocido. Lo que nadie imaginó fue lo que vino después: dos semanas más tarde terminé en la corte real. Resultó que el donante que había elegido era, nada menos, que un príncipe extranjero. No solo quiso casarse conmigo, sino que juró que nuestro hijo heredaría el trono. De repente, mi hijo y yo nos convertimos en figuras importantes de la familia real. Las joyas que me regalaban pesaban tanto que apenas podía sostenerme de pie. Mientras tanto, Sofía, tan obsesionada con sus ideas de liberación y ese afán de ir siempre contra todo, terminó metiéndose con la gente equivocada. La despidieron de su trabajo y quedó vetada de la industria. Cuando se enteró del bautizo de mi hijo, viajó desesperada para buscarme. Pero en cuanto la recibí, hizo lo impensable: empujó a mi hijo al suelo, matándolo al instante, y luego me arrojó ácido. —¿Por qué a ti te va tan bien? —gritaba—. ¡Eres una maldita desgraciada, no lo mereces! Cuando volví a abrir los ojos, estaba otra vez en el mismo día... el día en que Sofía me acompañó a la clínica.

Mi hermana gemela, Elena, y yo fuimos emparejadas con los gemelos Alfa. Solo el primer cachorro que naciera entre nosotras sería el heredero Alfa de la manada. Mi hermana quedó embarazada un mes antes que yo, y se suponía que ella daría a luz al heredero primero. Pero yo entré en labor de parto un mes antes, de forma prematura. Pero cuando estaba a punto de dar a luz, decidí quedarme en una habitación llena de pociones especiales que suprimían las contracciones. Porque, en mi vida anterior, mi pareja Alfa, Marcos, me había sumergido en agua mezclada con acónito para retrasar el parto. Al final, mi cachorro y yo morimos allí. La agonía fue insoportable. Sollozaba y suplicaba, rogándole que me explicara por qué me hacía eso. Pero él ignoró mis gritos por completo. Lo único que le importaba era apresurar a Elena hasta la guarida de partos de la manada. —Mi hermano Gabriel murió salvando mi vida —me gruñó—. La única forma de honrar esa deuda de sangre es asegurarnos de que su hijo sea el heredero de la manada. Puedes resentir a Elena todo lo que quieras cualquier otro día, pero hoy no. Solo aguanta un poco más. —Es una poción especial. Vas a estar sana y salva. ¡Confía en mí! ¿Sana y salva? Pasé un día y una noche enteros sufriendo en aquel sótano. Mi hijo se asfixiaba en mi vientre mientras el veneno de acónito me consumía lentamente. Cuando abrí los ojos de nuevo, había regresado al día de mi parto. Esta vez, tengo que salvarme a mí misma.

Con tal de salir con su asistente en Navidad, mi esposo puso somníferos en la leche en polvo de nuestra hija. Cuando, angustiada, llevé como pude al hospital con fiebre alta, me sorprendió ver cómo mi esposo subía las escaleras con su asistente en brazos. —¡Yolanda se torció el pie, la estoy acompañando a que la revisen! Mientras nuestra hija era atendida en el quirófano, él no mostró el más mínimo interés. Yo apretaba con fuerza el billete de lotería de un millón de dólares en el bolsillo. Era hora de abandonar ese matrimonio de siete años.